Edición Madres 2024
“Los amo igual que a mis hijas que tuve en mi vientre”
Entrega. Loren es un destello de amor, abnegación y compromiso. No se arrepiente de ser madre muy joven, sin haber dado a luz.
Loren Marquez tiene 38 años y es madre de cuatro: dos varones y dos hembras. Su historia a simple vista pareciera común, pero no lo es.
Se casó casi a los 18 años, y su esposo tenía 27 años. Él ya había tenido un primer matrimonio, del cual había concebido dos hijos varones. Lamentablemente su esposa falleció al instante de nacer su segundo hijo.
Cuando Loren lo conoció y se hicieron novios, él estaba solo con sus dos pequeños, ella con su tierna edad, sin siquiera alcanzar la mayoría de edad, tomó una valiente decisión: ser madre sin dar a luz.
“Cuando nos hicimos novios yo le pedí que dejara llevarme a vivir conmigo al pequeño de sus hijos, y así fue, el bebé vivió conmigo hasta que nos casamos”.
Ya estando casados se mudaron los cuatro: Loren; su esposo y sus dos niños. Lo que para otra mujer podría parecer una carga, para ella fue una alegría.
“El grande tenía cinco años, y el pequeño meses. Yo me encargué de educarlos, amarlos como que si yo hubiese sido quien lo procreé, mi esposo me dio la responsabilidad total y absoluta de ellos. Los crié y les dediqué todo mi tiempo”.
Al pequeño lo alfabetizó en casa y a la edad de cuatro años ya sabía leer y escribir, y de ahí lo puso en el colegio. Ahí, con ambos niños yendo a la escuela, ella empezó a ir a la universidad.
De tal palo…
Hay un versículo en la Biblia que dice: “Dad de gracia, lo que de gracia recibiste”, y se aplica muy bien en Loren.
A quien ella llama mamá la conoció a los cinco años, “en ese entonces mis hermanos y yo éramos cinco, y ella tenía un niño cuando se juntó con mi papá, y luego procrearon un hijo, por eso en total somos siete hermanos. Eso exactamente fue lo que me dio el valor para yo tomar la decisión de criar esos niños, simplemente los puse a ellos en mi lugar, los vi dignos de que lo que yo viví. Ellos estaban pasando por algo igual que yo, pero con un matiz distinto, porque la mujer que nos procreó, nos abandonó, nos dejó con mi padre; pero a estos niños no, su mamá había fallecido”.
¡Premiada con dos!
A los 26 años dio a luz, aunque ya se sentía madre. “Cuando el pequeño tenía ocho años me embaracé de mi primera niña. No sentí emoción de que iba a ser madre porque ya lo era, sí estaba muy emocionada porque era hembra, pues porque ya tenía ocho años siendo mamá, pero de varones”.
Cuando la niña nació hizo una pausa en su carrera y cuando cumplió 4 años retomó la universidad hasta terminar y graduarse de Educación, mención Química y Biología.
“Nunca me separé de mis cuatro hijos mientras estuvieron pequeños por más de 10 días, y por la gracia de Dios llevo casi 21 años casada. Incluso, la familia de su primera esposa le decía a mi esposo que le diera a los niños, pero gracias a Dios, nunca dejé que mi esposo se separara de sus hijos”.
Cuando su primera niña tenía seis años, se enteró de que estaba embarazada de su segunda princesa. “El tiempo pasa, ya nuestro hijo mayor tiene 26 años, y hasta se casó. Y aquel niño pequeño que cuidaba desde bebé ya tiene 22 años, y aún vive con nosotros. Las niñas tienen 13 y siete años”.
Lo volvería hacer
Loren es un destello de amor, abnegación y compromiso. Vive orgullosa como mujer y madre, porque era muy joven en ese tiempo para tomar esa titánica decisión de criar unos hijos que no procreó, pero los crió y los educó como si lo fueran.
Y aunque biológicamente solo las hembras llevan su sangre, Loren lleva impregnado sus cuatro hijos en el corazón sin hacer distinción.