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Día Mundial del Turismo 

Turismo comunitario, una semilla que germina en los pueblos y florece la vida de su gente

Los comunitarios del sector Honduras, en Samaná, se han unido a través de diferentes negocios y empresas, para ofrecer a los turistas una experiencia única 

Las hermosas vistas del lugar permiten relajarse y disfrutar de la naturaleza

Las hermosas vistas del lugar permiten relajarse y disfrutar de la naturalezaCortesía

Avatar del Carmen Guzman
Helenny Amparo Especial para LD 

“En este negocio todos somos gente de aquí. Todos han tenido la oportunidad de trabajar aquí”, con estas palabras Elizabeth Frías Bello de Martínez, propietaria, junto a su esposo Darío Martínez, del hotel ecológico Samaná Tropical Village, comienza a narrar la historia de cómo la fuerza conjunta de una comunidad permitió levantar una propuesta turística que actualmente recibe cientos de visitantes.

Lo que ahora es un hotel insignia del sector Honduras, provincia Samaná, fue primero una casona para celebrar eventos al que llamaban “El Jardín Tropical” por su diversidad de plantas y árboles ornamentales, frutales y exóticos como caimito, ceiba, manzana de oro, pera de agua, pomorosa, guayaba, carambola, orquídeas y bromelias, canela, orégano y otros.

“Eran los mismos turistas que nos decían que querían tener una casa aquí, que les vendiéramos un pedazo de esta tierra”, rememoró don Darío quien impulsado por la insistencia de los visitantes para quedarse y de la visión de su hijo David Martínez para los negocios, dio el paso y sembró la semilla de un proyecto que no solo daría frutos para su familia y vecinos involucrados, sino también que serviría de abono para el establecimiento de otros negocios que complementarían al suyo y convertirían a su Honduras en “un lugar para todos”.

“El crecimiento de Samaná Tropical ha sido una detonante del crecimiento de la comunidad donde ahora se han establecido colmados, tiendas y otros tipos de comercios para los turistas”, puntualizó Elizabeth, al tiempo que destacó que todos los productos que usan son producidos por ellos mismos o comprados a productores del pueblo. Su proyecto de hotel ecológico comenzó a tomar forma en 2005, aproximadamente, cuando comenzaron la construcción de dos apartamentos con capacidad para hasta 16 personas y posteriormente las ya famosas “casitas en los árboles”, estructuras que cuyas puertas hacen más que conducir a un dormitorio; trasladan al corazón de la naturaleza con el sonido permanente de las ramas que rozan las ventanas y el crujir de la madera seca.

Darío explicó que cada estructura de tabla y techo de cana, reposa en troncos de acacia y, con el apoyo de trabajadores de la comunidad, se tomaron un día completo en culminar cada una de las siete que ya tienen disponibles.

Tanto el como su esposa coinciden en que tratan de que los visitantes puedan estar en estas áreas naturales y disfrutar de su atractivo, pero conservando el entorno.

Así como la historia de Elizabeth y Dario, germinada de una pequeña semilla sembrada en el humilde sector de Honduras, provincia Samaná, otras tantas florecen en diferentes localidades de la República Dominicana, apostando al potencial del turismo comunitario para el desarrollo económico y social de los pueblos.

Las habitaciones ecológicas son parte del atractivo que ofrece el hotel

Las habitaciones ecológicas son parte del atractivo que ofrece el hotelCortesía 

turismo comunitario En cifras

De acuerdo con el portal digital de Turismo Comunitario Sostenible (TCS), actualmente hay cerca de 50 proyectos registrados bajo la modalidad de turismo comunitario en el país. 

Las iniciativas están focalizadas en la diversificación de los productos y servicios turísticos, pero, sobre todo en el empoderamiento, el emprendimiento y el mecanismo de autogestión de la comunidad local para promover el éxito de estas propuestas.

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