Soluciones
El sargazo: Un desafío ambiental con posibilidades innovadoras
El sargazo, una macroalga marina que ha invadido las costas del océano Atlántico y el mar Caribe, se ha convertido en un fenómeno preocupante y desafiante para diversas regiones.
En los últimos tres meses, el sargazo ha ocupado la atención de todos, y no es para menos. Se registró una cantidad sin precedentes de 13 millones de toneladas de esta alga marina en el océano Atlántico. Esta cifra sorprendente supera incluso los meses de mayor incidencia, como junio o julio.
Ante este panorama, los expertos y las naciones de la región caribeña se preocupan por las consecuencias que esta acumulación de sargazo puede tener en los ecosistemas, la salud pública y las economías dependientes del turismo, por lo que lo han calificado como una emergencia a la que se le debe prestar toda la atención necesaria.
Impacto
El sargazo no es algo nuevo ni totalmente negativo. En el océano, esta macroalga sirve como hábitat para especies marinas, como peces, camarones, cangrejos y tortugas. De hecho, Estados Unidos prohíbe su recolección sin autorización debido a su importancia en el ecosistema marino. Sin embargo, su creciente acumulación en el Gran Cinturón del Sargazo y su expansión hacia el mar Caribe plantea desafíos.
Estas mantas de algas en las playas pueden sofocar los sitios de anidación de tortugas, los corales y los pastos marinos. Además, su descomposición genera gases desagradables, atrae insectos y promueve el crecimiento de bacterias perjudiciales para los seres humanos.
La gran cantidad de sargazo muerto en las aguas costeras puede también deteriorar la calidad del agua y agotar el oxígeno, creando zonas muertas locales. Esto afecta la industria turística, con la necesidad de invertir millones de dólares para su remoción de las playas y provoca la duda de los turistas si visitar la zona o no.
Investigaciones y soluciones sostenibles
A pesar del reto que representa, el sargazo también ha despertado el interés de investigadores que buscan aprovechar sus beneficios, por lo que el Gobierno dominicano anunció la donación de un millón de dólares para estudios de universidades sobre el manejo integral de la macroalga.
Desde hace cuatro años, un equipo liderado por la doctora en ingeniería civil Yokasta García Frómeta, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), trabaja en la creación de soluciones constructivas y sostenibles a partir del sargazo.
La investigación se enfoca en la fabricación de paneles de aislamiento termoacústico utilizando el sargazo que no ha llegado a las costas como materia prima.
Este proyecto iniciado en 2018 y desarrollado en colaboración con investigadores de la Universidad del País Vasco, España, busca ofrecer soluciones constructivas sostenibles que permitan edificaciones resilientes y amigables con el medio ambiente.
“Esperamos poder brindar un catálogo de soluciones que permitan construir edificaciones sostenibles y resilientes”, comentó García Frómeta sobre las expectativas a largo plazo.
En la industria farmacéutica
Por otro lado, la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC) se encuentra trabajando en un proyecto para aprovechar el potencial farmacéutico y energético del sargazo.
Los investigadores buscan extraer los polifenoles presentes en el sargazo, los cuales poseen propiedades antioxidantes con potencial para proteger contra enfermedades degenerativas. Además, se explora el uso del bagazo del sargazo para la producción de biocombustibles.
Según explicó la investigadora de UFHEC, Yessica Castro, el proyecto comenzó en enero de 2023, y se encuentra en una etapa inicial con respecto a la extracción de polifenoles. Sin embargo, se han obtenido resultados preliminares en la producción de metano a partir del sargazo y su mejora mediante pretratamiento químico.
“Esperamos que los resultados obtenidos sean positivos y sirvan para que inversionistas hagan inversión local para producción de compuestos con potencial farmacéutico a partir del sargazo”, explicó Castro.
La investigadora consideró que con el incentivo del Gobierno para investigaciones sobre el sargazo, se promueve el avance en el desarrollo de tecnologías e innovación en métodos para su uso. “Lo que a la vez lleva a posibles inversiones del sector privado donde se use el sargazo como materia prima, mitigando así los costos asociados a su manejo y recolección, y promoviendo la generación de empleos a nivel local”, agregó.
“Esperamos que los resultados obtenidos sean positivos y sirvan para que inversionistas hagan inversión local para producción de compuestos con potencial farmacéutico a partir del sargazo”.
“Es necesario desarrollar industrias que puedan aprovechar la cantidad de sargazo que llega a la República Dominicana, para convertir la problemática del sargazo en una oportunidad”.
útil para la agricultura
Otra universidad que realiza investigaciones sobre el sargazo es el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). La institución desarrolló un biofertilizante líquido orgánico, junto a la Asociación de Agricultores de Banano Ecológico de la Línea Noroeste (Banelino), con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés).
“Además de aportar nutrientes de manera natural, aporta una cantidad de microorganismos que son muy eficientes en la lucha contra algunas plagas y enfermedades. La otra gran ventaja es que se trata de nutrientes de origen natural y, por tanto, se puede disminuir el uso de dos elementos: fertilizantes químicos y de pesticidas”, explicó el investigador del INTEC, el doctor Ulises Jauregui-Haza, sobre los beneficios del biofertilizante a partir del sargazo, quien dijo sentirse confiado.
“Yo sí tengo confianza en que habrá perspectivas, siempre que existan un adecuado control que nos permite evaluar qué sargazo cumple con las normas para su empleo en la agricultura”, aseguró Jauregui-Haza.
En esta casa de estudios se ha estado trabajando desde 2016 en la utilización del sargazo como recurso para la producción de carbón activado. Carlos Sanlley, director de investigación del INTEC, destacó la amplia gama de posibilidades que ofrece esta macroalga y cómo se pueden aprovechar en diferentes áreas del país.
Además, la universidad está explorando la adición de otros componentes al carbón activado. Este producto se utiliza comúnmente en plantas de tratamiento de agua para absorber metales pesados y purificar el líquido. El carbón activado, conocido por su apariencia de “piedras negras”, se coloca en filtros.
“Además de aportar nutrientes de manera natural, aporta una cantidad de microorganismos que son muy eficientes en la lucha contra algunas plagas y enfermedades”.
“Esperamos poder brindar un catálogo de soluciones que permitan construir edificaciones sostenibles y resilientes”.
Recolección del sargazo
La organización SOS Carbon ha convertido el sargazo en una oportunidad económica, social y ambiental. La empresa, que tuvo sus inicios en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), se enfoca en recolectarlo antes de que toque las playas.
Con su tecnología, el Módulo de Recolección Litoral (LCM), tiene la capacidad de recolectar hasta 60 toneladas de sargazo fresco en un día laborable. Esto ha tenido un impacto favorable en las zonas afectadas, como Punta Cana, el principal destino turístico dominicano. Además, brindan asistencia en otros lugares durante situaciones de emergencia.
La empresa ha logrado desarrollar un producto avanzado de biostimulante utilizando el sargazo como materia prima, bajo una cadena circular que minimiza los desperdicios. De igual forma, exportan el sargazo recolectado a diversos países, incluyendo Finlandia, Estados Unidos, China, Australia y Reino Unido, aprovechando su versatilidad y valor como materia prima.
Otros usos
Esta alga representa un desafío ambiental, pero también ha despertado el interés de investigadores y empresas que buscan aprovechar sus beneficios, utilizando como materia prima fresca o después de su secado, y lo emplean en diversas aplicaciones. En colaboración, SOS Carbon lo utiliza en la producción de cosméticos, donde sus extractos se utilizan en productos para el cuidado de la piel y el cabello. También en la fabricación de bioplásticos, ofreciendo una alternativa sostenible.