Especial Día de las madres
Mis hijos crecen: ¿Cómo me relaciono con ellos?
Realidad
El desarrollo de los seres humanos está regido por etapas. Cada una de ellas responde a necesidades sociales y emocionales para cada momento y se ven claramente influenciadas por la crianza.
La psicóloga especialista en Terapia Infanto Juvenil, Clarissa Guerrero, quien explica que a medida que los niños crecen la manera de relacionarse con su madre sufre modificaciones.
“Si nos vamos al origen la relación con nuestros hijos se va creando desde el momento en que nos relacionamos con nuestros propios padres. Sin darnos cuenta, desde allí vamos interiorizando patrones de relación y conductas que pueden trabajarse a lo largo de nuestra vida pero que realmente son la base de nuestro mundo emocional”, destaca la especialista.
Al referirse al momento en que la relación madre-hijo inicia, Guerrero detalla que “desde el vientre, con todo lo que se va viviendo desde el embarazo, vamos tejiendo ya formalmente esa relación que se pone en práctica de manera más vívida cuando nacen los hijos”.
Aspectos sociales y culturales
Con respecto a si la relación entre madres e hijos o hijas es igual o distinta, amplios debates se han desarrollado. Sin embargo, entiende que sin importar el sexo del infante, la relación está definida por el tipo de personalidad de cada uno, lo que la hará diferente de cada hermano.
“El factor de la cultura es importante porque sí moldea nuestro comportamiento según el género y esto puede impactar en que se tengan distorsiones cognitivas que luego se lleven a la práctica, como la creencia de que «los varones son de mamá y las hembras de papá» entre otros”, destaca.
Ideas como estas -aclara la también autora del libro “La Valiente Luli”- otorgan fuerza a errores de pensamientos y patrones relacionales no necesariamente sanos o funcionales.
Ante diferencias de edad entre hermanos, el contexto define cómo serán las relaciones entre ellos, la estructura de la familia y más que nada, con su madre.
“Al final lo importante es que sean actividades que se disfruten y que el momento sirva para estrechar lazos evitando discusiones y conflictos”
Costumbres
“En países latinos como el nuestro es muy común que se deleguen muchas de las responsabilidades del hermano menor al mayor cuando hay mucha diferencia de edad colocando en una posición de parentalización lo cual no es sano en ninguna de las estructuras porque se alteran los roles familiares” aclara la psicóloga.
Es de vital importancia que los infantes tengan una conexión directa con su madre y padre, su desempeño emocional en la adultez depende de ello. Como relación primaria y apego primario, las madres influyen en forma directa y de todas las maneras posibles en el desarrollo de los seres humanos en general. Esta relación determina “mucho de lo que tiene que ver con nuestro mundo afectivo y los patrones de relación emocional que tenemos con el entorno y con nosotros mismos”.
Cabe destacar que la figura materna y paterna es diferente y cada una desde su rol suple necesidades emocionales distintas y no pueden ser suplantadas. “Hay una edad en que los varones se acercan más a papá o las hembras más a mamá porque es parte de su etapa de desarrollo, pero esto no indica que sea de manera permanente o algo que ocurra según el género de las personas”, culmina la experta.
0-3 años
Paseos al aire libre
Lectura de cuentos
Cantar canciones
Juegos a nivel del suelo y con
contacto visual
Títeres
3-6 años
Juego simbólico y de roles
Dibujar
Veo veo
Carreras
Pelotas
Juegos tradicionales
6-11 años
Cocinar juntos
Juegos de mesa
Noches de películas
Hacer diligencias juntos entregando algunas responsabilidades y compartiendo
Salir a comer algo juntos
12 años en adelante
Lecturas y discutirlas
Conversar de temas de interés y escuchar puntos de vista
Ver series y películas apropiadas y que les ayuden a reflexionar
Hacer algún hobby que disfruten juntos.