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Está bien no hacerlo perfecto
¿Es egoísta querer pasar el Día de las Madres a solas?, ¿Demuestra desapego o falta de amor por los hijos anhelar un descanso?, ¿Lo hacemos mal por pensar que la maternidad no es para nosotras?
Son cuestionantes que alzan vuelo con intensidad en mis introspecciones respecto a mi rol de madre, y que me han generado frustración y culpa.
Todas las madres son diferentes y cada una se entrega a su manera. Sin importar la fecha que marque el calendario, querer un día para disfrutar de tu espacio personal también es válido.
Desde que Agnes me dio la dicha de ser mamá y vivir en carne propia el amor incondicional, la abnegación y sacrificio, y a pesar de mis intentos de enseñarle los valores que mi progenitora y abuela me legaron, me juzgo y desconfío de estar haciéndolo bien.
La mitad de la vida de mi hija he estado presente en la lejanía y me he autocriticado por no poder hacer más; por sentir cansancio cuando me pide jugar o bailar, o cuando me cuesta hacerle de cenar, luego de mi jornada laboral. ¡Frustrante!
Entendí que también es válido fallar, no hacerlo perfecto. Por eso, te animo a buscar ayuda si la frustración y la culpa no te permiten disfrutar de la crianza; libérate de los prejuicios y preceptos sociales que quieren imponerte cómo hacerlo, escribe tu propio manual y descubre la madre que sí puedes ser.
¡Te abrazo, mamá valiente!