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El arte de emprender en la época post pandemia

La pandemia del Covid-19 transformó la humanidad de una manera particular, siendo el ser humano y todo su contexto un eje fundamental de esta metanoia involuntaria y que algunos consideraban necesario para impactar de forma positiva la vida del planeta tierra. En este proceso, el mundo digital fue una de esas dimensiones que durante años trató de ganarse un espacio en la vida del hombre y la mujer, pero que logró una participación importante de forma accidentada durante el Covid para ya ser parte de nuestro estilo de vida. Esta inserción la hemos visto desde una importante cantidad de empresas que mantienen o han incrementado la presencia de colaboradores homework hasta la adquisición de materia primas, las reuniones, la dinámica de abastecimiento de nuestras despensas o servicios tradicionales, hasta la medicina y la justicia han sentido la incisión de las herramientas digitales en su ADN. Toda esta transformación ha generado dos factores claves para el emprendimiento, que a nuestro entender, ha permitido incrementar la tasa de personas interesadas en emprender. La primera, el costo de aprendizaje. Con una tasa de mortalidad empresarial que supera el 70 % el primer año y con una inversión inicial que podría supera los 20 mil dólares; generaba duda e incertidumbre el iniciar un proyecto que sea exitoso.

Cercanía con el consumidor, otro factor importante

Hoy en día, gracias al COVID-19, vemos con facilidad como las ideas de negocios se materializan a una velocidad increíble, gracias a la adaptación de los medios digitales para convertirse plataformas factibles para servir a los clientes.

Este nuevo modelo queda como tierra fértil a que muchos sueños puedan iniciar a ofrecer su propuesta básica y algunos que se situaban en condiciones deficitarias, pasaran a ser rentable debido a que su estructura de gastos se vio disminuida.

Pasamos a tener un modelo inverso, de plataformas de ventas tradicionales a unas amplias opciones del esquema digital.

Pasamos a un esquema donde las opiniones importan, los likes indican el camino a seguir en los tipos de contenidos y los comentarios son un referente de éxitos; conectar en vez de facturar.

Definitivamente las marcas, deben comulgar con un estilo gerencial donde deben ser cualitativa mirando siempre la cuantificación de sus inversiones, unas inversiones que debido al alcance y tipo de modelo ha permitido democratizar los sueños de los emprendedores.

Estar cerca, es vivir permanentemente en atención a los consumidores, prescriptores, compradores, seguidores, e influenciadores. Un reto que los emprendedores más jóvenes han podido sacarle el mayor provecho.

En este marco, el lenguaje, el tono, la frecuencia y la importancia del sentir de las marcas se han vuelto un tema relevante debemos cuidar, todos los emprendedores.

Las millas recorridas por el emprendimiento durante la pandemia, la verdad que han sido de mucho provecho, no importa si vamos desde una pequeña tienda digital hasta un unicornio; el emprendedor post pandemia ha de ser más que un alumno, un sujeto activo de cambios en una sociedad donde tenemos más micro mercados que atender y consumidores con gustos más segmentados y estilos de vida que van cambiando a una velocidad más rápido, con la confianza de que un espíritu inquieto o una promesa de marca esté dispuesta a construir una relación más que una transacción.

Estamos en un momento donde todos los actores debemos estar abocados a sumar, realizar acciones desde los creadores, la academia, el estado, los inversionistas, los grupos de emprendimientos, los influencer, la familia entre otros, podamos diseñar y ejecutar un modelo de emprendedor dominicano que pueda ser más sólido, escalable y exportable.

Hoy más que nunca, el enfoque, la armonía y la fuerza deben estar unidas en este mismo objetivo.

Con esta realidad de por medio, que tenemos un emprendedor más maduro, un mercado más global y retos internos que vencer, tenemos que trabajar unificados para dejar una cultura de emprendimiento pos pandemia con mayor atractivo para futuras generaciones y por qué no, dejar las bases sentadas para el primer unicornio dominicano.

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