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Simpatía y carisma que atrae y enamora

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Águeda SolanoEspecial para LD

Ritmo, alegría y solidaridad: tres palabras que definen al dominicano, quien no se resiste ante el resonar de un tambor, no se deja vencer fácil de la adversidad, y con rostro sonriente y brazos abiertos, siempre está dispuesto a recibir nuevos amigos.

Los quisqueyanos irradian incontables energías, particularidades que lo hacen distintivos, como parte de un proceso de construcción de su identidad histórica social. Así lo explica el sociólogo Darío Solano, quien agrega que la sensibilidad humana y la solidaridad son características que resaltan en los nacidos en esta isla caribeña.

De acuerdo con Solano, la alegría es un atributo permanente. Esto, y la facilidad de hacer empatía, provocan que cualquier persona de otras nacionalidades encuentre en él, una persona con quien compartir.

“El dominicano está presto en crear sinergias y generar sentimientos de bienestar. Es de brazos abiertos, le gusta compartir y eso le permite interactuar en los más diversos de los escenarios sociales”, resalta el experto.

Otro aspecto a destacar es la nobleza.

“El gran atributo es su capacidad de provocar y compartir ritmos. Siempre está de fiesta, y la fiesta se convierte en una expresión de cohesión social y da apertura para que el extranjero se haga parte de un ambiente servido en la incondicionalidad”.

Testimonios de extranjeros

Sin importar el tipo de turismo que las personas vengan a realizar, al convivir por varios días con los caribeños, se van sintiéndose parte de una segunda familia. Así lo expresa algunos extranjeros que tuvieron estancia en tierras criollas:

Jennifer D`Oca, mexicana

“He viajado a muchos países, pero República Dominicana, por mucho, encabeza mi lista de favoritos.

La solidaridad de la gente, y el amor con que me acogieron cuando vine por primera vez, hicieron que me enamorara, y luego de varios viajes estoy convencida de que venir a este país es como estar en una segunda casa y tener una segunda familia, porque la amabilidad y cariño que tienen esta gente lo es todo.

De todas sus costumbres, el baile y la música es lo que más me gusta, siento que refleja vida, energía y muchas vibras positivas”.

Pedro Juan Hernández, puertorriqueño

“Es que el dominicano es simpático, servicial, proactivo, busca soluciones en vez de buscar problemas en relación con el servicio.

Recientemente, estando en Punta Cana, tuvimos la oportunidad de cenar en un restaurante, yo pedí algo que no estaba en el menú, e inmediatamente el mesero se encargó de resolver y de buscar en otra área del hotel lo que yo estaba solicitando. Esta determinación de dar la milla extra, con una sonrisa, con simpatía, y con una energía muy linda, es lo que hace que la República Dominicana sea un paraíso para el turista”.

Peggy Dickson, colombiana

“La gente es tan amigable y familiar, que se me hizo muy fácil la vida cuando yo me mudé para allá.

Aquí en Estados Unidos la gente te saluda y son amables, pero cada quien en su casa, cada quien en lo suyo. Allá un vecino si te hace falta azúcar te la da, pero aquí no, nunca en la vida.

El calor humano, la sensibilidad de uno por el otro, es lo que hace que uno quiera estar allá.

Me encanta estar en ese país, más que en cualquier otro país de América Latina, porque por ejemplo yo, que soy colombiana, y voy a mi país, allá la gente es chévere y todo, pero el dominicano se pasa en amabilidad”.

Creyentes

El sociólogo Darío Solano enfatiza que a pesar de tener una mezcla religiosa, República Dominicana se caracteriza de manera general por ser creyente en Dios.

Un gran porcentaje de la nación practica el catolicismo, pero también, resaltan otras denominaciones cristianas, como los evangélicos, adventistas y testigos de Jehová. Sin embargo, no importa la religión que se practique, la creencia en Dios se manifiesta incluso en el lenguaje cotidiano, por ejemplo, es muy común escuchar, por lo menos 20 veces al día frases como “¡Dios mío!”, “Si Dios lo permite”, “¡Ay Dios!”, entre otras.

La fe es propia del dominicano, y la contagia a quienes llegan al país. En ese sentido, la ex embajadora de Estados Unidos en República Dominicana, Robín S. Bernstein, al concluir su gestión, se despidió asegurando que: “Cuando uno viene a un lugar que tiene esas bases de fe es fácil elegir. Ustedes van a las iglesias aquí, los judíos vamos a las sinagogas y la República Dominicana fue uno de los primeros países que abrieron sus puertas a los judíos y quería agradecer ese gesto con RD”.