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Opinión. “La movilidad es fundamental para la autonomía y la productividad de quienes tenemos algún tipo de discapacidad, y en general para toda la ciudadanía”, Francina Hungría.

María es usuaria de transporte público y anda en silla de ruedas. Se traslada desde el Municipio de Guerra hasta la estación del Metro Concepción Bona en Santo Domingo Este.

Cuando llegó a la parada de autobuses, el cobrador del microbús la ayudó a subir al vehículo, dado que este no contaba con ningún tipo de rampa o ascensor que permitiera el acceso independiente de una persona en silla de ruedas. Ante la dificultad en la entrada al microbús, María comentó: “No me gusta que tengan que alzarme para entrar, me siento incómoda, me da miedo que me dejen caer”.

Una vez arribó a la estación del metro, el cobrador y otro pasajero la ayudaron a bajar del vehículo. María se dirigió a la puerta principal de la estación sin inconvenientes, sin embargo, cuando pasó la entrada para tomar una rampa, un guardia de seguridad le informó que el ascensor de la estación se encontraba fuera. Por esto, debió devolverse, salir de la estación y dirigirse hacia el ascensor.

En el nivel de acceso al metro, María hizo la fila para comprar el tique de viaje con dificultad, debido a que la taquilla no es accesible a personas en silla de ruedas. Luego, procedió a acercarse a los torniquetes de entrada, sin embargo, el acceso de personas con discapacidad tenía el validador dañado, por tanto, tuvo que dirigirse a un torniquete lejano y ahí pasar la tarjeta sobre el validador, luego dirigirse a la puerta de personas con discapacidad, la cual requirió de un gran esfuerzo para abrirla. Durante esta situación nadie se presentó para asistirla.

Modesto Galvá transita en las calles del Gran Santo Domingo, tiene ceguera y usa un bastón blanco. “Ando en transporte público con frecuencia, y aunque la mayor parte del tiempo me siento independiente usando mi bastón porque puedo esquivar los hoyos, postes de luz y otros estorbos; muchas veces me encuentro con obstáculos que me impiden el paso, sobre todo cuando están realizando arreglos en algún tramo de la calle o la acera”.

Modesto se ve muy seguro al caminar, pero esto no impide los accidentes: “He caído en hoyos, otras veces me he tenido que tirar a la calle por un poste de luz, cables o fundas de basura en medio de la acera”, se queja mientras cuenta su experiencia.

Ivelise es una usuaria del transporte público con discapacidad auditiva total. A pesar de su dificultad para comunicarse no teme usar el transporte público. Su preferencia es el Metro y el Teleférico de Santo Domingo, debido a que no requieren de comunicación para usarlos. Uno de sus principales retos es solicitar parada, especialmente cuando aborda un microbús privado, y no poder oír cuando se acercan las motocicletas.

Retos

En su artículo 112, la Ley General sobre la Discapacidad en República Dominicana, señala que “se procurará que las personas con discapacidad dispongan de transporte adaptado en todas las rutas existentes, operadas de manera pública o privada”; sin embargo, la realidad es otra. Según un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo en 2021, existen “barreras físicas, comunicacionales, operacionales y actitudinales” que dificultan el acceso al transporte público a estos usuarios. “Las barreras físicas y culturales determinan los obstáculos que enfrentamos quienes tenemos algún tipo de discapacidad. En República Dominicana eso se traduce en aceras con mal estado, vehículos obstaculizando el paso, construcciones y vertederos improvisados. Con todo, la violencia vial probablemente es el mayor de todos los desafíos que enfrentamos quienes vivimos en este país, da igual que tengamos o no una discapacidad”, denuncia Francina Hungría, presidenta de la Fundación Francina Hungría, organización que busca la mejoría en la calidad de vida de las personas con discapacidad.

Para una movilidad más inclusiva

En el informe Santo Domingo: Accesibilidad e inclusión en transporte, el Banco Interamericano de Desarrollo recomienda:

• Aceras planas con antideslizante para las sillas de ruedas.

• Construcción de rampas apropiados para el acceso a las sillas de rueda.

• Incluir semáforos con señal auditiva.

• Eliminación de obstáculos y penalización por invasión del espacio público en las aceras.

• Autobuses de fácil acceso.