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¡Dos madres que amar!

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Issa CampusanoSanto Domingo, RD

La joven Paola Asencio Lucas, de 33 años, cuenta cómo sus tíos se preocuparon por cada día darle amor como si fueran sus padres biológicos; Asegura que la acogieron como una hija.

Su papá biológico seguía pendiente a ella y tenía una relación cercana con su hermano que, mientras su mamá biológica los visitaba por lo menos dos veces al año, pero a medida que fue creciendo, las visitas fueron menguando y a la edad de nueve años dejó de visitarlos por completo.

Paola manifesta que en aquel momento no entendía las razones por la que su madre dejó de visitarla, pero aun así no dejó de crecer en ella la curiosidad y la necesidad de volver a verla, al tiempo que destaca que sus propios padres de crianza y su papá le hablaban bien de ella y le externaban que no tenían ningún problema en que la buscara.

Con la curiosidad de saber qué había sucedido con su madre biológica, decidió con 22 años de edad salir a buscarla a su pueblo de origen, Cotuí, para saber si alguien tenía conocimiento sobre su paradero, pero dado que no tenía nada más que su nombre y que ni siquiera sabía de qué parte exacta de dicha comunidad era no pudo localizarla. No fue hasta sus 31 años que pudo encontrarla, tras recibir ayuda de periodistas que se hicieron eco a través de varias plataformas de comunicación.

Indica Paola, que una persona, que también es originaria de Cotuí, al ver noticias sobre el caso se puso en contacto y le dijo que no conocía a su madre biológica, pero que estaba interesada en ayudarla a encontrarla. En menos de una semana la búsqueda dio resultado.

“A la semana ella dio con mi mamá, me llamó, me mandó fotos, me pidió fotos de mi papá, mía y de mi hermano y al día siguiente nos pusimos en contacto. Me llamaron por videollamada, fue mucha la emoción y hasta hubo lágrimas”, expresa.

Acordaron encontrarse en la casa de su madre en agosto del 2020. Con alegría cuenta que ella y los familiares que la acompañaron fueron recibidos por su madre y otros hermanos que no conocía, con globos y un almuerzo especial para darles la bienvenida. Más tarde retornó a su residencia en Santo Domingo, tras quedarse en Cotuí unos días para empezar a recuperar todo el tiempo que no pudo disfrutar de su madre.

Desde entonces asegura que ha podido cultivar una auténtica relación de madre e hija sin dejar de lado su relación, apego y agradecimiento con el seno familiar que la vio crecer.

“Cuando mami me ve, me dice que está muy feliz porque yo encontré mi madre biológica, siempre me pregunta por ella, incluso ellas están siempre en contacto”, manifesta.

Hoy Paola es una joven madre de dos pequeñas, esposa y licenciada en Educación, que se siente agradecida de Dios por darle dos madres y dos padres a quien amar, y por brindarle la oportunidad de disfrutar de ambas familias.

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