“Muéstranos al Padre, y se aumente nuestra fe”

Inquietos, algunos apóstoles pidieron a Jesús que les mostrara al Padre. Contestándole el maestro: “Tanto tiempo estoy con vosotros y hacen esta petición. Quien a mí ha visto, ha visto al Padre, porque mi Padre y Yo Somos Uno. Yo Soy el camino, la Verdad y la vida. atributos en amor y constitución del Padre. Nadie llega al Padre sino es a través de Mí”.

Con el acierto en este enunciado emitido por Jesús, se entiende, que Yo Soy, es la visible manifestación del Padre Dios, porque Jehová lo proclamó cuando dijo “Yo Soy el que Soy”. Dios como Absoluta Abstracción, no puede ser percibido con los sentidos externos, que humanizados, exigen ver, tocar y sentir para creer. Dios es manifiesto como existencia en su perfecta creación, y se instrumenta por medio de cada alma encarnada, que electivamente, proclama su palabra con su ejemplar vida en amor, y servicios de los unos a los otros en una franca y hermanada comunidad de almas.

Sin embargo, y no menos acertado es que con los sentidos internos, y una expedita auscultación de su reino, que mora en cada corazón lo podemos conocer en la amplia manifestación de su Amor. Así nos exhorta también Jesús cuando dice: “El Reino de Dios está dentro de vosotros”, y se contiene en el universo con leyes creado, porque Todo se rige en amor, leyes y servicios, como una disciplina de autorrealización. En consecuencia, Dios como Suprema Manifestación activa, se hace Uno con todos y cada uno de nosotros en Yo Soy, la Suprema Esencia Vital que nos integra en naturaleza, imagen y semejanza, el edicto con el que nos creó, hijos dilectos de su Divino Ser y Espíritu, y de manera concluyente nos confirmó ¡Realizareis y conoceréis al Padre en Espíritu y en Verdad”, solo con amor, y una verdadera devoción y sincera búsqueda para realizarlo, y expresarlo con una verdadera predica de vida de servicios.