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Aprendizajes tras la partida de seres queridos

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Ezequiel MéndezSanto Domingo, RD

La muerte es un proceso doloroso para quienes la sufren en el seno familiar, quienes la hemos experimentado lo sabemos pero los científicos simplistamente se lo entienden como una reacción emocional, y le cercenan todo contenido espiritual al acto en sí… la muerte es una gran maestra, nos enseña a amar de forma incondicional, nos enseña a honrar a la persona fallecida a pesar de sus errores y actitudes nocivas en vida, aprendemos a amar su memoria y seguimos a pesar del misterio que supone como tal.

Para mí la muerte de mi madre-abuela, de mi hermana mayor y finalmente mi padre ha representado uno de los aprendizajes mayores de toda mi existencia, los duelos vividos y su proceso no fueron nada fáciles, pero sí crecí, aprendí mucho como persona y sus muertes no pasaron en vano, me enseñaron algo que la ciencia no puede ni tiene la capacidad de explicar, espiritualmente me dieron una lección grandísima: asumir la muerte como un paso natural, que la ausencia de mis seres queridos no es una desgracia sino el inicio de algo diferente, no tengo la forma de probarlo, pero es así; la muerte no es el final sino un destino que inicia otra realidad que desconocemos pero que inexorablemente algún día conoceremos.

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