ÁNIMO EN DOS MINUTOS

Descubrir al carpintero

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Luis García DubusSanto Domingo, RD

“Él era una magnífica persona. Me gustaba hablar con él, porque siempre tenía una opinión acertada”.

“Es cierto”, dijo otro, “él era, además, muy positivo. En muchas ocasiones recibí de él orientación y aliento”.

Uno tras otro fue refiriéndose al amigo desaparecido en términos similares, hasta que alguien declaró: “La verdad es que, como dice el refrán, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.

Parece que resulta muy difícil apreciar los valores de una persona cuando uno la tiene demasiado cerca.

En el evangelio de san Marcos 6, 1-6 aparece un caso parecido. Jesucristo, el Señor, volvió a Nazaret, su pueblo. Fue donde su gente.

Allí todos lo conocían desde chiquito. Conocían a María y a todos sus parientes. Para ellos, Él era simplemente “el carpintero”. Y no supieron apreciarlo.

Fue entonces cuando el Señor produjo esta frase que todos conocemos: “Sólo en su tierra, entre sus parientes y en su casa, desprecian a un profeta”. (Marcos 6, 4)

La consecuencia de esto fue: “No pudo allí hacer ningún milagro... Y se extrañó de su falta de fe”. (Marcos 6, 5-6)

Me resulta interesante ver cómo la falta de fe puede bloquear la potencia, la influencia, la eficiencia del Señor.

Puede estarnos pasando lo mismo. Es posible que no estemos descubriendo al Señor cuando se nos manifiesta, y nos perdemos la enorme riqueza que esto significa.

Le propongo que esta semana nos metamos a “descubridores”. Siento la seguridad de que, si usted ha leído este artículo con interés, el Señor se lo manifestará en alguna forma esta semana. Vamos a estar atentos para “descubrirlo”.

La pregunta de hoy

¿Dónde puedo descubrir al Señor presente?

Aunque hay muchas maneras, voy a sugerirle una: cuando Él se nos manifieste a través de alguien.

Y para esto vamos a considerar en especial tres cualidades del Señor: compasión, humildad y actitud de servicio.

Si usted esta semana ve a alguien que le presenta alguna ayuda desinteresada, reconozca allí al Señor con una sencilla actitud de servicio.

Si usted se encuentra con una persona en quien ve una actitud de modestia, de bondad, de afabilidad y sencillez, reconozca allí al Señor manifestándose con la auténtica humildad.

Y si usted nota una genuina compasión en la actitud de alguien, sepa que sólo la presencia activa del Señor puede producir esto.

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