Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Dos minutos: La entrega de la finca

Avatar del Listín Diario
Luis García DubusSanto Domingo

¿Le demostró alguien, algu­na vez cómo ha­cer la señal de la cruz? ¿Le enseñó alguna oración? ¿Alguna persona le explicó que había un Dios y le habló de Jesucristo?

Eso le pasó a Jorge cuan­do era niño. Por medio de alguien, Dios buscó a Jor­ge, y dispuso que le habla­ran de Él, que lo iniciaran en una relación con Él, para que Jorge supiera que po­día contar con un Dios que lo había creado y lo amaba.

Y luego Dios esperó. Es­peró que Jorge lo buscara, que se le acercara, que hi­ciera amistad con Él. Que el buscado, comenzara a bus­car. Pero Jorge se distrajo. Ocupó su mente y dirigió su vida hacia otras cosas más palpables que aquel Dios de quien le habían hablado.

Jorge había construido su vida alrededor de sí mis­mo, con autonomía absolu­ta y total, eliminando toda injerencia exterior a él mis­mo, incluso la de Dios. Se había adueñado, totalmen­te de la vida (finca) que le habían confiado.

En el evangelio el Señor narra una parábola sobre un hombre que preparó cuidadosa y amorosamen­te una finca (viña) y luego la arrendó a unos labrado­res.

Habiendo invertido tan­to amor en aquel terreno, el hombre esperaba que diera buenos frutos. Pero no fue así. Los labradores hicieron lo que les dio la gana, como había hecho Jorge con la vi­da que Dios le regaló.

Nuestra vida es un tesoro que Dios nos ha confiado. Él nos creó para amarnos y pa­ra que así con su amistad y apoyo, fuéramos felices.

La pregunta de hoy

¿Cómo hacer para recuperar la relación con dios y la paz?

Estamos a tiempo de re­cuperar plenamente nues­tra felicidad y nuestra es­peranza. Sólo tenemos que percibir la cercanía de Dios y disponernos a dejarnos amar hasta el fondo. San Pablo, hoy mismo, nos dice cómo hacerlo:

“El Señor está cerca, no se angustien por nada; en lo que sea, presenten ante Dios sus peticiones con esa oración y esa súplica que in­cluyen acción de gracias; así la paz de Dios, que supera todo razonar, custodiará su mente y sus pensamientos por medio del Mesías Jesús” (Filipenses 4,6-9).

No hace falta la angustia. Sólo necesidad y confianza. Necesidad para pedir y con­fianza para recibir. Es todo lo que necesitamos.

Abandono y agradeci­miento. Y éste será el fruto: Que Dios nos haga capaces de amarnos a nosotros mis­mos, y a los demás sin que se lo merezcan.

¿Se imagina usted una persona que se ame sere­namente a sí mismo, y a los demás sin que tengan que merecerlo…? No hay auto rechazo… no hay rechazo a nadie. ¿Qué queda…?.

Tags relacionados