SENDEROS
Dejando distracciones para centrarnos en el ser
El Verso número 12 del antiguo Tao te chin, referente a la “distracción” dice que: “Demasiado color ciega el ojo, demasiado ruido ensordece el oído, demasiado condimento embota el paladar, demasiado jugar dispersa la mente, demasiado deseo entristece el corazón. El sabio provee para satisfacer las necesidades, no los sentidos; abandona la sensación y se concentra en la sustancia”.
Ese sencillo verso nos llama a enfocarnos en lo que realmente somos y queremos, todo aquello que parece ser lo que se “necesita” para existir cuando se convierte en demasía llega a cercenar nuestro ser, nuestra forma de ver el mundo, nuestra forma de actuar, debemos abandonar las sensaciones que continuamente el mundo nos ofrece y centrarnos en la sustancia que somos, más allá del dinero, de las adquisiciones, de los títulos académicos, y de todo aquello que consideramos que nos “definen”, porque en su dinámica estas cosas nos atrapan y nos oscurecen. Somos más que un simple organismo biológico, que traídos por el azar tuvimos que vivir como accidente cósmico, debemos ver la vida con el propósito de ayudar, de crecer, de evolucionar en nuestra realidad, eso incluye todo lo que hacemos, todo lo que pensamos, todo lo que tenemos la potencialidad de hacer y de todo aquello que como sociedad ya hemos logrado, y a la vez observar todo aquello que hacemos mal iniciando con todos esos “demasiados” que el mismo verso nos ofrece. A veces lo que deseamos no es más que el resultado de los que se nos ha impuesto socialmente y en base a eso construimos nuestro pensamiento y nuestro accionar .