REFLEXIÓN

‘Gaudete’ Mañana es domingo de la alegría

Es la Navidad y la vivimos con el corazón lleno de gozo. ISTOCK

Es la Navidad y la vivimos con el corazón lleno de gozo. ISTOCK

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María Teresa R. ElmúdesiSanto Domingo, RD

Gaudete significa alegría, y es que es tiempo de estar alegres, por la cercanía de la llegada del Rey de Reyes, del Señor de Señores.

Sí, ya la llegada del Mesías está cerca y el cumplimiento de la promesa también.

Es también un tiempo de esperanza. Es una invitación para que no desesperemos de la situación, por más difícil que esta sea, porque la salvación se ha hecho presente en Cristo Jesús.

El profeta Isaías nos regala un bello poema, donde nos ofrece la bíblica imagen del desierto que florece y del pueblo que canta y salta de júbilo al contemplar la gloria del Señor. “Esta alegría se comunica especialmente al que padece tribulación y está a punto de abandonarse a la desesperanza” (Tomado de Rayo de Luz).

El Salmo 145 canta la fidelidad del Señor a su promesa y su cuidado por todos aquellos que sufren. “El Apóstol Santiago, constatando que la llegada del Señor está ya muy cerca, invita a todos a tener paciencia: así como el labrador espera la lluvia, el alma espera al Señor que no tardará” (Idem).

El Evangelio, finalmente, pone de relieve la paciencia de Juan el Bautista, quien en las oscuridades de la prisión es invitado por Jesús a permanecer fiel a su misión hasta el fin.

Cuando el Antiguo Testamento veía el desierto como lugar geográfico, lo consideraba como la tierra que “Dios no ha bendecido”, lugar de tentación, de aridez, de desolación, sin embargo, esta imagen cambia a partir de cuando Yahveh hizo pasar a su pueblo por el desierto antes de introducirlo en la Tierra Prometida. Es entonces, cuando el desierto evoca una etapa decisiva de la historia de la salvación: el nacimiento y la constitución del pueblo de Dios. El desierto se convierte en el lugar del “tránsito”, del éxodo, el lugar que se debe pasar cuando uno sale de la esclavitud de Egipto y se dirige a la Tierra Prometida.

Esta liturgia nos recomienda que debemos ser fuertes, que no decaigamos, que nuestras rodillas vacilantes no cedan. Dios en persona viene. Dios es nuestra salvación y ya está aquí.

Vamos a tener la esperanza de que todo va a cambiar.

Es la Navidad y la vivimos con el corazón lleno de gozo. Vamos a recuperar la verdadera alegría de la Navidad.

Pero una alegría verdadera, profunda y sincera.

La venida de Jesús es una invitación a tomar parte del Misterio de la Redención de los hombres. Los cristianos no somos simples espectadores, sino participantes de la alegría y el gozo de los demás. Amén.

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