Dos Minutos

El cristiano excéntrico

Avatar del Listín Diario
Luis García DubusSanto Domingo, RD

¿En qué piensa constantemente? ¿Qué es lo que más le importa? Si es un hombre de trabajo, su respuesta irá en esa dirección. Estará pensando cómo progresar, producir más y eso está muy bien, lo felicito, usted progresará.

Si está enfermo, pensará cómo mejorar su salud, naturalmente. Si está enamorado, tal vez no tenga otro tema en su mente que la persona a quien ama.

Hay diferentes respuestas y las principales son: “mi trabajo” y “mi familia”. He aplaudido estas últimas: ¡Muy bien!, les he dicho. Les resumo todo lo anterior: La mayor parte del tiempo su cerebro está en una persona: usted mismo. No digo que sea usted (si está leyendo esto, es probable que no lo sea), pero, todos somos egocéntricos. Esto equivale a decir que, salvo el caso de personas muy superadas, en el centro de todo está usted mismo, está su ego.

En el evangelio de hoy, Cristo nos dice que tenemos que ser excéntricos, que nuestro centro debe ser Él, no nosotros. Por ejemplo, si tienes que tomar una decisión, la pregunta correcta no será: “¿Qué es lo que más me conviene?”, sino “¿qué es lo que desea Cristo que yo haga?”.

Sencillo, ¿verdad? Entonces será usted un cristiano-excéntrico, pues el centro de su ser será Él, no usted. Cristo es el Hijo de Dios hecho hombre. No es un maestro a seguir, es un Maestro a quien hay que entregarse. Y esto “por encima de su trabajo, de su familia e incluso sobre sí mismo”. De no dar este paso, será usted un cristiano de apariencia por los actos externos que practica, pero no alguien en cuyo centro más íntimo estará reinando el Señor, y no su ego.

¿Es necesario llegar a este extremo para considerarse un cristiano?

Jesús responde con toda claridad: “Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14, 26-27. “¡Qué contrarias a los sentimientos de la naturaleza son las enseñanzas de Jesús!”.

Tags relacionados