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DE ELMÚDESI Dos Minutos

¿Cristianos...? ¿Qué es eso?

“El evangelio es algo que vivir, no un conjunto de observación externa”. Tomas Keating. ISTOCK

“El evangelio es algo que vivir, no un conjunto de observación externa”. Tomas Keating. ISTOCK

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Luis García DubusSanto Domingo, RD

“El verdadero valor de un ser humano se determina por la medida en la que ha conseguido liberarse del Yo”. Albert Einstein. Es cierto. Estamos tan ocupados pensando en lo que yo siento, lo que yo necesito, lo que yo pienso, lo que yo temo...

Una frase de Jesucristo me ha abierto el entendimiento acerca del “cómo”, y es esta: “El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él”. En efecto, en la medida en que Él viva en mí, va desplazando mi pobre yo, y va ocupando mi interior llenándolo de luz, de verdad, y de vida.

Entonces, liberarse del yo no es algo a “conseguir”, sino a permitir. Él quiere ocupar mi casa. Sólo tengo que abrirle la puerta de par en par. “Vivo yo, mas no yo, es Cristo que vive en mí” expresó San Pablo.

Ahora veamos: Nosotros los dominicanos estamos haciendo lo que sea para tener una visa de entrada en un país donde pensamos que viviríamos mejor, y esto está muy bien. Pero existe otro país donde se vive mucho mejor que en cualquier lugar del mundo.

En el evangelio de hoy aparece uno preguntándole al Señor Jesús si son muchos los que pueden “conseguir visa” de entrada para ese “país”, y el Señor le explica quiénes son los que entran y “se sientan en el banquete de Dios”. Y dice que la puerta para entrar allí es estrecha, por lo que “muchos intentarán entrar y no podrán”.

Y: ¿Por qué? Tiene que ser porque está muy gordo o muy grande. Ser “gordo” o “grande” significa, sencillamente, creer que uno está lleno de méritos por sus actos, o lleno de honores y de reconocimientos, y cree que esto le da derecho a reclamarle al Señor que lo deje entrar.

La pregunta de hoy Entonces, ¿Cómo consigue uno entrar? ¡No se consigue! ¡Se recibe como un regalo! A este respecto, dice Javier Garrido, reconocido teólogo de esta época: “Ya no estamos en la edad en que creíamos que salvarnos era cuestión de empeño”. Y añade: “La verdad es que el Reino no llega a todos los que han recibido el bautismo, van a misa y recitan el rosario en voz alta”.

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