Dos Minutos
Lo único trascendental
“Si usted pudiera volver atrás su vida, ¿qué cosas cambiaría?”. Esta pregunta fue hecha a un buen número de personas que habían sido exitosos ejecutivos de alto nivel.
¿Sabe usted cuál fue la respuesta? Todos contestaron lo mismo: “Habría dedicado más tiempo a mi familia”.
No era que no hubieran trabajado con menos ahínco y dedicación, pero hubieran reservado más tiempo a la familia. Eso fue lo que contestaron.
Ahora, imagínese que hubieran esperado unos años, con lo que aquellos ejecutivos hubieran sido un poco más viejos (y por lo tanto más sabios) y que ya estuvieran viendo el tiempo de su muerte más cercano, y repitámosle la misma pregunta: “¿Qué desearían haber hecho diferente?”.
Creo que hubieran repetido sin duda lo de la familia, pero estoy seguro de que hubieran añadido otro valor: Dios.
Cualquier persona de avanzada edad sabe que este es el único valor trascendental. Todo lo demás es pasajero, este noÖ este nos trasciende.
Tengo un grupo de amigos y amigas, once en total, que no han necesitado llegar a ser tan viejos para saber la importancia que tiene Dios en nuestra vida y, en consecuencia, estamos dedicando dos horas semanales para estar con Él y dejar que Él nos hable a través de los otros, o desde el interior.
Esto lo hacemos en un lugar pequeño, de gran privacidad, en el entendido de que podemos hablar con absoluta apertura de mente y de corazón, sabiendo que nada de lo que se comparta va a salir de allí. Le decimos “la burbuja”, por ser un pequeño grupo totalmente cerrado. Ellos no han querido llegar a una edad avanzada para buscar a Dios, y allí han ocurrido cambios milagrosos ya!.
¡El Señor es el primero en llegar! ¡Y nunca ha faltado en casi cinco años!
Al amparo de su presencia y del consentimiento que le damos para que actúe en nosotros, han sucedido curaciones de nuestro pobre interior herido y hemos sido capaces de comprendernos mejor, y de perdonarnos tal como Él nos comprende y perdona continuamente.