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Batallas ganadas con la fe en el Todopoderoso

Que nuestros propósitos sean nobles. ISTOCK

Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

El propósito, se hace el rostro a las ideas, pensamientos, sueños y aspiraciones. Se individualiza con la voluntad, toma vida con la decisión y toma vida con el aliento de la actitud con que quiere mostrarse en su realización. No obstante, a esto, debe ser primordial la decisión y la actitud; porque de lo contrario queda en una neonata intención, la que se asfixió por falta de oxígeno del entusiasmo y la prerrogativa de hacerla funcional y objetiva. Todo propósito conlleva una voluntad. Voluntad de cambiar, de trascender, de conquista, realización, y consecuente y final, ser feliz. Sin embargo, hay que insistir sobre la necesidad de establecer prioridades, para que sean alcanzables como retos de conquista. Nada se da a capricho, ni sobre el factor suerte.

Toda batalla hay que ganarla, y se gana con la fe puesta de que tenemos las armas para ganarle a la apatía, depresión y falta de entusiasmo, que se enquistan, acomodándose en la psiquis como traumas y miedos a lanzarse a la conquista de los sueños y aspiraciones, de ser y hacer, con la notoriedad de un ente idóneo, facultado para lograr todo lo que se proponga. Recordemos: “la siembra es libre, la cosecha obligatoria”. Que nuestras aspiraciones sean de ser y hacer en amor, fidelidad a los principios, y valor en las acciones o conductas. Que nuestros propósitos sean nobles y que, en egoísmo, deseos o codicia, no dañen al medio ambiente, al planeta, y hermano, familia, hogar, nuestro prójimo.

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