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SENDEROS

La valentía de perdonar y pasar la página

¡Cuántas cosas he pasado en la vida!, ¡cuántas personas me amaron y así también lo dejaron de hacer!, la vida es un constante cambio, lo único que permanece es el cambio, hoy amas a una persona y mañana puedes verla como un extraño, sin embargo hay algo en común, nada pasa por azar, todo tiene un propósito lo dificultoso es encontrarlo de forma sencilla, lo cual casi nunca sucede; la vida es en un momento un lecho de alegría y al siguiente momento una tempestad, casi nadie escucha los consejos y por lo general las personas no les gusta aprender en zapatos ajenos, por mi propia experiencia nos vemos casi impulsados a la rebeldía para aprender de la mejor manera, ¡cuántos consejos me dieron! Y los ignoré casi por completo, es como sentirse que eres el dueño del destino, pero con orgullo de sentirte el mejor de los mejores. Cuando caes es entonces que entiendes que aquellos consejos tenían como propósito aminorarte la caída que a veces suele ser más amarga por la simple y pura terquedad. Crees que las personas están obligadas a amarte cuando en realidad es todo lo contrario te aman porque quieren y lo hacen hasta que se cansan de ver tu poco interés hacia el amor que te tienen, lastimosamente lo aprecias hasta cuando ya no lo hacen... ¡Cuántas personas me tiraron al vagón de los recuerdos por mi propia responsabilidad! Es tan contradictorio crees muchas veces que fuiste tú cuando en realidad fueron ellas las que salieron de ti.

Muchos de nuestros momentos vitales tienen el sabor de nuestra propia negligencia, no sabemos pedir y sobre todo actuar con perdón hacia alguien, cuando ya hemos dañado mucho, cuando hemos herido hasta lo último es cuando solemos poner atención en esa persona, que cansada de lo mismo se marchó y nunca regresó. Nunca es tarde para enmendar aunque la persona se niegue a aceptarlo: tú simplemente mentalmente les envías aquello que les deseas, si ya no te aceptan de forma alguna entonces te liberas del deseo de cargar con esa mala energía, es como soltar todo aquello que hace tanto daño si lo aceptas... el rencor hace más daño al que lo tiene que quien lo recibe, muchas veces no sabemos cuánto rencor nos tienen hasta que la vida nos muestra el dolor que muchas personas han tenido que cargar a través del tiempo, por eso hay que saber cerrar círculos, dejar ir y caminar hacia el próximo destino, la vida no se va a detener pase lo que pase.

¡Cuánto quisiera pedir perdón incluso a aquellos que ya partieron y no pude decirles a la cara!, el perdón convierte un acto ordinario en extraordinario si lo haces con honestidad y desde el corazón; un acto de perdón es aceptar que fuiste tú el que provocó todo el evento que muchas veces se eternizó en el corazón de esas personas, y así como lo provocaste tienes la capacidad de reparar y restaurar, recuerda que estamos aquí para aprender y toda nuestra vida no es más que una escuela en la cual tenemos obligatoriamente que tomar las lecciones, aunque muchas veces seamos tan malos estudiantes y terminamos deshaciendo con los pies lo que nos tardamos tanto tiempo en hacer con las manos.

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