REFLEXIÓN

Lázaro vuelve a la vida

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Antonio Cortes ChecoSanto Domingo

La resurrección de Lázaro es otro de los grandes milagros de Jesús, quien dijo: Es para gloria de Dios, y el hijo del hombre será glorificado por ella (la enfermedad).

En este pasaje podemos ver a Jesús en sus dos dimensiones: Dios y hombre, pues se nos habla de que Jesús se conmovió y lloró (¡cómo se identificaba con sus ovejas!).

¡Cuánta falta de fe! ¿Cuándo entenderemos fuera de toda duda que Jesús es Dios? Él dice en el versículo 40: No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios, y en el 42: Yo sabía que siempre me escuchas, pero lo he dicho por esta gente, para que crean que tú me has enviado.

Danos tu Espíritu para proclamar como Marta y Pedro: Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

Siento que esta lectura me invita a aumentar mi fe, a agradecer tantas resurrecciones que Dios ha hecho en mi vida, cuántas cuaresmas, retiros, reconciliaciones me han hecho volver o afianzar la vida de Dios en mí. ¡Cuántas llamadas! Hace unos días me invitaron a dar una charla o reflexión, “La vida, don de Dios”, a cerca de 150 jóvenes.

Este gesto de amor misericordioso me hizo preguntarme: ¿Señor, qué tengo yo que mi amistad procuras? Es que me sentí como tantas personas que son llamadas y le dicen al Señor: Pero si yo soy un novato, si no sé hablar.

Hace treinta años tuve el privilegio de hacer un Cursillo de Cristiandad, y fue allí donde conocí al Cristo que siempre nos resucita, aprendí a utilizar unas herramientas maravillosas que a veces descuido, pero a las que siempre vuelvo para mantenerme en la gracia de Dios, y el Señor en su infinita misericordia, sin importar esos descuidos, titubeos y caídas, siempre me tiende su mano amorosa y llena de vida, alentándome a proseguir en el camino de la fe, para llegar así a la meta celestial: la vida eterna.

Hermanos, en esta sociedad convulsionada por corrupción, delincuencia, falta de autoridad, políticas en contra de la vida, etc., es imprescindible cambiar al ser humano para poder cambiar al mundo. Trabajemos para que todos los hombres y mujeres, incluyendo los más pobres y débiles, se sientan amados y cuidados, que conozcan al Cristo que nos dice una y otra vez: Lázaro, levántate y anda, el que siempre nos resucita.

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