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HUELLAS

Culpa

Natacha Féliz FrancoSanto Domingo

La culpa nos puede arrastrar al abismo. Estar mortificados por lo que hicimos “mal”, pensar en lo que pudo haber sido y no fue, o que si hubiéramos actuado de tal modo no habría sucedido tal cosa, es masoquismo involuntario. En consecuencia nos afanamos por el perdón de los demás, lo cual no está mal, pero las personas que nos aman terminan aceptándonos como somos y nos ayudan a ver nuestros errores para mejorarlos, independientemente de que se queden por un rato o para siempre en nuestras vidas. Lo mejor es que cuando ningún ser humano está dispuesto a perdonarte, el Creador ya lo ha hecho. Cuando interiorizamos que no hemos actuado acertadamente, y avanzamos conscientes de cómo debemos proceder ya con la lección aprendida, estamos siendo sabios y compasivos con nosotros mismos. El mejor regalo que podemos darnos es el de perdonarnos, y declarar entonces como dice Louise L. Hay: “el pasado no tiene poder sobre mí”.

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