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DOS MINUTOS

Dios es un papá

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Luis García DubusSanto Domingo

Santo Domingo.- La muchacha bajó los ojos. Tenía miedo. Había sido sorprendida cometiendo una violación de tránsito grave y era posible que fuera condenada a ir a la cárcel. Cárcel o multa. Y ella no tenía dinero para pagar una multa por el alto monto que le correspondía. El policía la había llevado directamente al tribunal de tránsito para ser juzgada. Salió el juez, oyó la acusación y dictó sentencia de acuerdo con la ley: mil dólares de multa o diez días en la cárcel. Luego bajó del estrado, se despojó de su toga, y, poniéndose al lado de la muchacha, sacó la cartera y pagó él mismo la multa. ¿Por qué hizo esto el juez? Muy sencillo: la muchacha era su hija, su querida hija. Esta es una historia verídica. Sucedió hace unos años en Estados Unidos. El evangelio de hoy hace referencia a una historia similar, también producto del amor de un papá, y en la cual la “muchacha” somos usted y yo. Está expresada en dos frases claves. La primera está considerada como el versículo más importante de todo el cuarto evangelio. Dice así: “Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3, 16). En efecto Jesús “bajó del cielo y se hizo hombre” y “se despojó de su rango, haciéndose uno de tantos” (Fil. 2,7). Y entonces, por amor a usted y a mí, pagó la multa y nos liberó. Pero hay algo más. La segunda frase clave del evangelio de hoy dice: “Al que cree en Él no se le juzga” (Juan 3,18). Es decir, tenemos hoy dos grandes noticias. La primera es la afi rmación clara y terminante de que el amor de Dios por usted y por mí es la causa verdadera, última y determinante de la presencia de su Hijo en el mundo. Y la segunda es que Jesús vino como un salvador, no como juez condenador, y que quien lo acepta mediante la fe como el Hijo de Dios, no será condenado, y tendrá vida perdurable. La pregunta de hoy ¿Qué quiere decir aceptar a Jesucristo como el Hijo de Dios? Lo primero es que usted caiga en la cuenta de que es un hijo querido de Dios de manera personal, incondicional y gratis. Esta es una realidad que puede dar sentido a toda su vida. Y lo segundo es tomar la decisión de la fe. Todo hombre está colocado ante una disyuntiva: decisión por Dios o contra Dios: al Señor se le acepta o se le rechaza. El que lo acepta, abre su propia vida a Su infl uencia y se deja guiar por su Palabra. Signifi ca acercarse a Él (Juan 14, 15) recibirlo (Juan 1, 12) amarlo (Juan 14, 15; 23-24). La garantía es que a usted “le irá bien” (Jeremías 7, 23-28) y su vida no terminará, perdurará. Cada vez veo con más claridad que la voluntad de Dios es que, como resultado de mi relación con Él, yo sea feliz. Y me pregunto: ¿cómo es posible que haya gente tan confundida que identifi que la voluntad de Dios con algo desagradable...? ¿Cómo es posible creer que un papá desea que su hijo o hija a no sea feliz...? ¡Buena noticia! El día 24 de marzo ofreceremos la charla: “Relación padres–hijos, según la psicología moderna y la Biblia”. Exclusivamente para adultos. Lugar: parroquia del colegio San Judas Tadeo. Hora: 8:00 de la noche. Benefi cio: Mucho. Costo: Nada. Allí estaremos. Ojalá vernos.

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