Armonía

En el seno de muchas familias, núcleos amistosos y ambientes laborales, se presentan discusiones, posiciones contrapuestas que provocan desunión, cargando el ambiente con emociones que enervan al más equilibrado de los mortales. Consecuentemente, se producen distanciamientos, versiones desvirtuadas de los acontecimientos reales, se crean rencores infundados y brechas cada vez más anchas que separan dolorosamente a las personas. Esto nos puede colocar en una incómoda posición intermedia desde la cual se niegan o afi rman los hechos, se defi ende o acusa a los implicados, o se aportan elementos refl exivos para que ambas partes analicen y mediten sus actuaciones. También se da oportunidad para echarle leña al fuego, agregar puntos de vista negativos que sumados a los aguerridos intercambios ya existentes, trae como resultado ira, rencor, insultos de impactos irreversibles entre los afectados. Nuestro papel, cuando nos corresponda intervenir en estas situaciones, es actuar en pos de la conciliación y la justicia, pero sin tomar partido jamás que no sea en defensa de la verdad. Hay que evitar a toda costa inmiscuirse y dejarse llevar por la inclinación afectiva, la familiaridad o afi nidad con una de las partes. Aunque parece sencillo, es un ejercicio muy duro que puede dejarnos la sensación de que fuimos desleales, o que tal vez no ofrecimos el apoyo que nuestro pariente, amigo o compañero esperaba de nosotros.