Cuaresma, Pascua y Capítulo General Salesiano

Los salesianos celebraron, del 16 de febrero al 12 de abril del 2025, en Turín, Italia, el Capítulo General; órgano de mayor autoridad legislativa sobre la Congregación Salesiana. El evento carismático congregó, durante el Tiempo de Cuaresma, a 226 salesianos de todo el mundo; quienes regresaron a sus respectivos lugares de procedencia para celebrar la Semana mayor y la Pascua junto en las distintas comunidades religiosas y educativas.

Tres términos pueden enunciar la experiencia cuaresmal: camino, renovación y cambio. Por su parte, la riqueza del acontecimiento de la Pascua se logra expresar en diez palabras que comienzan por la letra “P”: proceso, pregón, pasión, paso, paradoja, promesa, primacía, presencia, paciencia, parusía. Pero también, el Capítulo General Salesiano es una vivencia que aglutina conceptos claves, tales como: discernimiento, asamblea, comunión, unidad, fraternidad, autoridad, esperanza, profecía y compromiso.

Del mismo modo que el tiempo de Cuaresma es preparación para la Pascua; así mismo, la Cuaresma se constituyó para los capitulares en un camino de renovación que estimuló la apertura al cambio y a la conversión para que los frutos del Capítulo General se constituyeran en una experiencia pascual renovadora: carismático-pascual, profético-sinodal; “místico de la relación” - “autoridad de la compasión”.

Así como las “Mujeres del Alba”, las que anunciaron el acontecimiento de la resurrección a los apóstoles, las de la más radical osadía, las que sostienen la esperanza aferrada a la promesa, las que caminan rompiendo la noche y en estado de misión le hacen aberturas al Espíritu para que pueda entrar y fecundarlo todo; igualmente, los salesianos capitulares, “hombres apasionados por Jesucristo y por los jóvenes”, han regresado para compartir, vivir y anunciar el compromiso para los próximos años.

Relanzar la Sociedad Salesiana y las Inspectorías hacia el futuro, siguiendo la directriz expresada por el lema del Capítulo General: “Apasionados de Jesucristo, dedicados a los jóvenes”. Un lema que subraya la importancia de que los hijos de Don Bosco regresen al corazón de la identidad consagrada salesiana centrada en Cristo, la Eucaristía y la Palabra, y, a la vez, se dediquen plenamente al servicio hacia los primeros beneficiarios de su carisma: los jóvenes.

La pasión profética del carisma salesiano habla de futuro y de visión, de esperanza y de confianza, del arte creativo del acompañamiento personal, de la búsqueda de nuevas pedagogías para la educación en la fe, de la sensibilidad cultural, de la atención a los menores, del respeto a los diversos tipos de pobreza.

El salesiano vive la profecía siendo: atento a la vida común, para que sea verdaderamente fraterna; atento a la formación permanente, para que la vida no se convierta en frustración permanente. Atento a los equilibrios no fáciles del vivir salesiano: entre acción y oración, entre pasión por Dios y por el hombre, entre vocación activa educativa y libertad de dejarse formar por el ministerio, entre modernidad y espiritualidad, entre interioridad y exterioridad.

En dicha realidad, la atención a los propios límites y a los regalos de la vida constituyen el mejor “método preventivo” en situaciones críticas.

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