Entre tú y yo
¿Y si gobernamos con datos y no con encuestas?
En la República Dominicana, gobernar se ha convertido en una competencia de popularidad. Las decisiones no se toman con base en evidencia, sino en encuestas de opinión. Lo que no “mide bien” en el momento, simplemente se pospone, aunque esté arrastrando al país hacia una crisis.
Pero gobernar con encuestas es como navegar con una brújula prestada: no muestra el rumbo correcto, sino la dirección que otros quieren que tomes. En cambio, los datos —los verdaderos— permiten trazar un plan realista, medir avances y corregir errores.
Y aquí está el punto clave: una cosa es saber lo que la gente quiere o teme, y otra muy distinta es saber lo que el país necesita.
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