El terremoto Trump, ¿es amenaza u oportunidad para RD?
Cada coyuntura originada en fuerzas naturales, situaciones sociales o colisiones políticas, militares o interpersonales, afecta las existencias para bien o para mal; a veces con la energía de fuerzas tectónicas, telúricas, ciclónicas; de misiles y bombas; destruyendo, arremolinando, reencausando, constriñendo o ampliando los espacios del confort, como amenaza y oportunidad.
A tales días asiste la humanidad.
¿La causa?
La determinación del gobierno del presidente Donald Trump de reclamar, por doquier y en todas formas, actividad y escenario, la supremacía que considera corresponde a los Estados Unidos, la nación más rica y, se dice —no lo hemos verificado—, la más poderosa del planeta.
Invisibilidad del poder real que gusta de las opacidades: simular los modos y dimensiones de su existir.
El resultado le viene quedando claro al mundo, en apenas semanas de instalada la actual administración estadounidense.
Prefirió el discurso directo, inequívoco. Renunciando a presentarse como parte del conflicto, asumió rol de mediador. ¡Cuidado, pues también se impone! Lo dejó claro el 15 de marzo, atacando “a gran escala” a los Hutíes en Yemen, para proteger el comercio en el Mar Rojo. Su discurso y propuestas ofrecen dos opciones: palo o zanahoria, declaró. ¿Alguien desea ser apaleado? El derecho a réplica es parte de las transacciones, incluso de quienes son objeto de aranceles recíprocos. Unos optan por negociar, otros presionan; destacando que este conflicto también acredita las preferencias de líderes que articulan discursos nacionalistas.
¿Quién aceptaría pagar 200-300% más de impuestos que los que cobra? ¿Hay dignidad en el comercio no recíproco? Oportunidad de aprender, sí.
¿Consideran los estadounidenses que Trump es de derecha? Busca reducir el déficit presupuestario —restableciendo aquel paradigma del buen gobernar—, racionaliza el gasto, va tras el equilibrio de la balanza comercial, han declarado.
Desde tal esfera doctrinaria y política se instala la diplomacia “a la franca”. Quizás el objetivo central de Trump se logre mediante océanos globales revueltos, turbios, nuevos frentes diarios: diplomáticos, comerciales, militares. El despliegue, sin embargo, envía un mensaje a favor de mercados, vías y opciones comerciales abiertas, favorables a USA. Quizás fue entregado mediante la presión ejercida sobre Rusia y Ucrania para una tregua que preserva el negocio energético-petrolero (petrodólar), restablece el Mar Negro y los espacios aéreos como medios de intercambios navales y comerciales seguros… Entonces la aviación civil europea reclama volar sobre Rusia y Ucrania.
En términos estratégicos, ¿la actual Casa Blanca busca traer de vuelta las prerrogativas globales que, mediante sus políticas difusas, construyeron y fortalecieron a quienes hoy Estados Unidos considera rivales?
¿Lo persigue mediante una tan desmitificada y real politic y diplomacia que permiten presentar al equipo más cercano al presidente Trump “muerto de risa” ante los representantes de la OTAN, como si dijeran Europa no es la OTAN; ja, ja, ja, USA lo es?
Entre tanto, aguas revueltas y revueltas por doquier; nuevos frentes diarios se abren... Parecen capaces de otorgar el tiempo que la economía necesita para mostrar resultados, si son o no racionales y beneficiosas las tácticas de Trump.
Para las naciones sin conflictos arancelarios ni políticos con los Estados Unidos, ¿el presidente Trump es una amenaza o una gran oportunidad?