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“Una historia, la de Enuminio: Violencia contra la mujer”

La Tragedia Silenciada: Violencia Contra las Mujeres en la República Dominicana y la urgencia de romper el ciclo del silencio desde la batalla cultural, es el tema central de una obra teatral escrita por Román Jaquez Liranzo, presidente de la JCE y que se presenta en el Centro Cultural Narciso Gonzalez, de Villa Juana.

Ramón Jáquez Liranzo, presidente de la JCE.

Ramón Jáquez Liranzo, presidente de la JCE.Archivo

La violencia contra las mujeres es un problema estructural que ha persistido a lo largo de la historia, manifestándose de diversas formas, desde la violencia física hasta la psicológica y simbólica. En este contexto, las artes, y en particular el teatro, emergen como herramientas poderosas para la transformación social y la sensibilización sobre este grave problema.

A través del uso de estrategias culturales como la obra de teatro, se pueden abrir espacios de reflexión, diálogo y empatía que ayudan a desmantelar los estereotipos de género y a promover una cultura

En palabras la CEPAL: La violencia contra las mujeres y las niñas y su expresión más extrema, el femicidio, feminicidio o las muertes violentas de mujeres por razón de género (de acuerdo con la denominación de cada país), tiene lugar de forma sistemática y persistente en la región; no conoce fronteras, afecta a mujeres y niñas de todas las edades y se produce en todos los espacios, desde el ámbito doméstico hasta en espacios públicos.

En la expresión local de ese contexto de violencia, la versión digital del Diario Libre del martes 19 de marzo, nos trae la información que refleja un fenómeno brutal que se ha instalado en la cotidianidad de los noticieros y es en los últimos días, el país ha sido testigo de un alarmante incremento en los casos de feminicidio, con cinco asesinatos en solo cinco días. En lo que se refiere a la violencia contra las mujeres, un problema que trasciende fronteras y culturas, y la República Dominicana no es la excepción.

Este trágico fenómeno no solo refleja una crisis social y de salud mental, sino también la urgente necesidad de implementar políticas efectivas y cambios culturales que aborden las raíces de la violencia de género.

Este recrudecimiento de la ola de feminicidios en la República Dominicana es un recordatorio doloroso de la urgencia de abordar la violencia contra las mujeres. No podemos permitir que estas tragedias continúen sin respuesta. Es momento de unir esfuerzos, tanto a nivel gubernamental como social, para erradicar la violencia de género y construir un futuro donde todas las mujeres puedan vivir sin miedo. La lucha por la igualdad y la dignidad de las mujeres es una responsabilidad compartida que requiere la acción de todos.

La violencia contra las mujeres en la República Dominicana se manifiesta en diversas formas: desde el acoso y la agresión física, hasta el feminicidio, que es la culminación más extrema de esta problemática. Según informes de organizaciones locales e internacionales como los observatorios que dan seguimiento a este flagelo, el país ha visto un aumento sostenido en las cifras de feminicidio, tan reciente como las del año 2024 donde se registraron un total de 71 mujeres asesinadas por sus parejas o ex, cifra que, según los datos de la Fundación Vida Sin Violencia aludido por el reportaje de Diario Libre ya citado, que representó un alza de seis casos en comparación con el 2023, cuando se reportaron 65 víctimas.

Estas dolorosas cifras nos plantea como sociedad, serias interrogantes sobre la efectividad de las leyes y políticas de protección hacia las mujeres.

Cada uno de estos asesinatos no es solo una estadística; son vidas truncadas, sueños perdidos y familias destrozadas. Detrás de cada caso se encuentra una historia de miedo, control y abuso, que a menudo se ve perpetuada por un sistema que no proporciona la protección adecuada a las víctimas. El patriarcado cultural arraigado en el imaginario social y en la práctica cotidiana de la República Dominicana, condiciona la normalización, contribuyendo a normalizar la violencia de género, dificultando la denuncia y el acceso a la justicia. Entre los factores condicionante de este fenómeno, cabe destacar la falta de educación y concienciación sobre la igualdad de género, lo cual juega un papel crucial en la perpetuación de este ciclo de violencia.

Muchas mujeres sienten que no tienen un refugio seguro al que acudir, y los estigmas asociados a la denuncia de estos crímenes pueden llevarlas a permanecer en situaciones de riesgo. Es fundamental promover programas educativos que sensibilicen a la población sobre la importancia de la igualdad y el respeto en las relaciones interpersonales.

A pesar de los esfuerzos, la respuesta del Estado a esta crisis ha sido insuficiente a juzgar por los resultados. Aunque existen leyes que buscan proteger a las mujeres, su aplicación a menudo es deficiente. La impunidad que rodea a los agresores genera un ambiente de miedo y desconfianza, donde las víctimas sienten que sus denuncias no serán tomadas en serio. Por lo tanto, es imperativo que el gobierno y las instituciones responsables adopten un enfoque más proactivo en la implementación y seguimiento de estas leyes, garantizando que las víctimas reciban la protección y el apoyo que merecen.

De lo anterior se desprende la necesidad de implementar estrategias culturales que, como el teatro dada su forma de expresión artística, tiene la capacidad única de conectar emocionalmente con el público.

En ese sentido, las obras teatrales que abordan la violencia de género pueden presentar historias que reflejan la realidad de muchas mujeres, permitiendo a los espectadores identificarse con las experiencias de las protagonistas. Este tipo de identificación es fundamental, ya que puede generar una mayor conciencia sobre el sufrimiento que enfrentan las mujeres en situaciones de violencia. Por ejemplo, obras como “La Casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca o “Las Criadas” de Jean Genet, aunque escritas en contextos diferentes, abordan temas de opresión y control, ofreciendo una crítica social que sigue siendo relevante hoy en día.

Ante el dantesco escenario de incremento en el país del execrable fenómeno de los feminicidios y como respuesta cultural, resulta oportuno felicitar la iniciativa de la Junta Central Electoral (JCE) a través de su recién creado espacio de difusión teatral JunTeatro, poniendo en escena la obra teatral “Una historia, la de Enumidio. Violencia contra la mujer” la cual será escenificada a partir de este sábado 22 de marzo 2025 el Centro Cultural Narciso Gonzalez, Sala de Teatro Monina Solá, Villa Juana, como fiel expresión de que la igualdad de genero como pilar fundamental institucional es un eje transversal de su responsabilidad social comunitaria y su accionar institucional.

Somos de opinión que, la inversión en proyectos teatrales como el que impulsa la JCE que aborden la violencia de género no solo contribuye a la visibilidad del problema, sino que también fomenta un cambio cultural a largo plazo. En un mundo donde la violencia contra las mujeres sigue siendo un tema tabú, el teatro puede funcionar como una plataforma de cambio social, generando conciencia y promoviendo la igualdad de género, en el entendido de que, las estrategias culturales, y en particular las obras de teatro, tienen el potencial de ser herramientas transformadoras en la lucha contra la violencia hacia las mujeres.