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La carta escondida del presidente francés

Cuando, Jaques Chirac, sucesor de François Mitterrand en tanto presidente de Francia, disolvió, por considerarla un obstáculo a la gobernabilidad, la Asamblea Nacional era un experimentado político de larga data. Había sido, además de alcalde de París desde 1976 a 1995, primer ministro de Valéry Giscard d’Estaing en 1974 e igualmente diputado de la Corèze; en fin un auténtico político.

Su experiencia probada no le ayudó sin embargo a columbrar que la disolución de la Asamblea era un craso error de apreciación: La oposición socialista y comunista eran entonces fuerzas poíticas influyentes; no obstante disovió el Parlamento. Como manda la Constitución convocó a elecciones en el plazo establecido por la ley. El Partido Socialista (PS) resultó la organización favorecida por los sufragios.

Ese error de apreciación le costó a Chirac la tercera cohabitación. La cohabitación se produce cuando el primer ministro proviene de una formación política diferente u opuesta a la del presidente. Chirac hubo de gobernar durante los 5 años que le quedaban a su mandato presidencial con el socialista Lionel Jospin como primer ministro. Como el PS, comunistas y otras organizaciones democráticas tenían mayoría en el nuevo Parlamento nacional no hubo objeción a que Jospin fuera nombrado jefe del gobierno.

Eso sucedió hace casi 30 años. La cohabitación concluyó sin escollos. Pero en las presidenciales de 2002, el contrincante de Chirac en la segunda vuelta sería el ultraderechista Jean Marie Le Pen y no, como parecía lógico, el socialista Jospin. Desde 1997 no se ha producido otra cohabitación. Esta figura política se contempló en septiembre de 2024, cuando Emmanuel Macron disolvió el Parlamento a finales de la primavera de 2024 y convocó, como es de rigor, a elcciones legislativas.

Macron sin la experiencia política de Chirac, por ejemplo, fue elegido y reelegido presidente en 2017 y 2022, aprovechó una oposición desunida y una extrema derecha fuerte para disolver la Asamblea y convocar a elecciones. Se formó un frente popular (FP) de izquierda para contrarrestar la poderosa extrema derecha francesa. Ninguna formación política alcanzó la mayoría requerida para una cohabitación.

Al observar que el FP no se ponía de acuerdo, Macron aprovechó la oportunidad y, como le permite la ley, nombró un primer ministro de derecha y luego otro del mismo tenor. Como si no fuera suficiente y apostó a la división logrando la desarticulación del FP. Y… ¡tuvo éxito!

//BOTON TEMPORAL FLIPPAY