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SIN PAÑOS TIBIOS

Un llamado a la confianza

Antes que Weber y su abordaje místico, los florentinos habían diseccionado la naturaleza esencial del sistema que apenas estaba gestándose en los estertores del cuattrocento: la banca.

Pasados los siglos, transitados todos los caminos posibles, escritas todas las teorías y formulados todos los modelos, el sostén del sistema capitalista moderno y del muy constitucional “Estado Social y Democrático de Derecho” no es otro que el sistema bancario de reserva fraccionaria.

Ese que permite –mediante el multiplicador bancario– crear dinero a partir del dinero , por obra y gracia de la confianza que los actores económicos (desde la empresa más poderosa hasta el ciudadano más pobre) tienen en la solvencia de la moneda del país; confianza que a su vez se sostiene en la presunción de eficacia que esta tiene en tanto medio de pago universal comúnmente aceptado; confianza que, en última instancia, se nutre del convencimiento de que la economía que respalda esa moneda es robusta y solvente; de tal suerte que el dinero (lo material) es un reflejo de todos los constructos institucionales subyacentes que lo avalan (lo inmaterial).

Con mucho, el principal activo de un sistema monetario y financiero es la confianza que todos los actores tienen en él, por eso, la percepción que estos tengan en torno a sus fundamentos es tan importante como los propios fundamentos.

De ahí la importancia del artículo “Oportunidades y desafíos de República Dominicana en el nuevo contexto internacional”, escrito por el gobernador del Banco Central, Licdo. Héctor Valdez Albizu, quien en un pormenorizado recuento del estado actual de la economía dominicana y el nivel de sus principales indicadores –encuadrado dentro de un análisis preciso y detallado del contexto internacional y los principales desafíos– pondera, no sólo la solidez de los fundamentos de nuestra economía, sino que analiza su desenvolvimiento a la luz de la planificación monetaria, dando cuenta de cómo se han manejado las principales variables (riesgo, inflación, tasa de cambio, interés, etc.) dentro del margen de lo previamente estipulado.

En momentos en donde todo el mundo (sí, todo el mundo mundial) mira el futuro con incertidumbre y desconcierto, a raíz de las fluctuaciones geoestratégicas de las principales potencias; y de cómo ese riesgo futuro lo incorporan en el presente los principales indicadores de actividad económica mundial, reconforta saber que el Banco Central no sólo cuenta con reservas de divisas suficientes para “promover la estabilidad monetaria y la confianza en las políticas macroeconómicas” (LMF.31), sino que también dispone de una batería de instrumentos de política monetaria que está dispuesto a usar para mantener “la estabilidad de precios, la cual es base indispensable para el desarrollo económico nacional: (LMF.2).

Más que un comunicado, el artículo del gobernador es un mensaje sereno, firme, y convincente, que inspira confianza a todos los actores económicos –presentes y futuros, nacionales y extranjeros–, de que la economía dominicana goza de buena salud, y que transitamos por el sendero correcto.

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