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El don de gente en el servicio público

La Ley Orgánica de la Administración Pública (No. 247-12) reorienta la finalidad esencial de la administración pública hacia la satisfacción del interés general, así como el cumplimiento efectivo de los derechos de las personas. Exige una administración pública más transparente, participativa, cercana, menos arbitraria y siempre al servicio de la ciudadanía.

En una sociedad compleja y cambiante como la nuestra, el servicio público se presenta como el puente esencial entre el Estado y los ciudadanos. Sin embargo, con demasiada frecuencia, la burocracia estatal es percibida como fría, ineficaz y distante, lo que genera frustración y desconfianza en la población. En este contexto, es imperativo que valoremos y promovamos una cualidad que puede transformar esta dinámica: el don de gente.

El don de gente no se enseña en las aulas ni se encuentra en los manuales de procedimientos administrativos. Es una virtud innata que combina empatía, calidez humana y la capacidad de conectar con los demás de manera genuina. En el ámbito del servicio público, esta cualidad se traduce en una atención amable, un esfuerzo por entender las necesidades del ciudadano y un compromiso sincero por resolver sus problemas.

El impacto de un servidor público con don de gente no puede subestimarse. Pensemos en la diferencia entre una persona que, al acudir a una oficina gubernamental, encuentra un rostro amable y dispuesto a ayudar, frente a quien se topa con indiferencia o incluso hostilidad. La primera experiencia no solo facilita la resolución del trámite, sino que también refuerza el vínculo entre el ciudadano y el Estado. La segunda, en cambio, alimenta la desilusión y perpetúa la idea de que el aparato gubernamental está desconectado de las necesidades reales de las personas.

No se trata de romantizar o minimizar los retos estructurales que enfrentan los servidores públicos. Muchos trabajan en condiciones de precariedad, con escasos recursos y bajo una constante presión. Sin embargo, incluso en estos escenarios, la forma en que se aborda al ciudadano puede marcar la diferencia. Una sonrisa, una palabra de aliento o un gesto de comprensión pueden transformar una interacción tensa en una experiencia constructiva.

Por ello, es urgente que el gobierno reconozca y fomente esta cualidad en sus filas. Esto no implica un simple discurso motivacional, sino una estrategia integral que incluya capacitación en habilidades blandas, incentivos para quienes demuestren excelencia en la atención ciudadana y, sobre todo, un cambio cultural que valore el humanismo en el ejercicio de lo público. Además, la contratación y promoción de personal debería considerar, junto a las competencias técnicas, la capacidad de generar confianza y empatía.

El don de gente no solo beneficia al ciudadano. También mejora la moral del servidor público al recordarle que su labor tiene un impacto real y positivo. Además, fortalece el tejido social al demostrar que el Estado está compuesto por personas que genuinamente se preocupan por el bienestar colectivo.

En un mundo donde la tecnología automatiza cada vez más procesos, la atención humana sigue siendo insustituible. La inteligencia artificial (IA) es eficiente, pero carece de alma. El don de gente es, en última instancia, lo que convierte una interacción funcional en una experiencia significativa.

Es hora de que redefinamos el éxito en el servicio público. No basta con indicadores de cumplimiento o tiempos de respuesta. Necesitamos también medir el impacto emocional y la percepción de dignidad que los ciudadanos experimentan al interactuar con el Estado. Porque un gobierno que trata a su gente con respeto y humanidad no solo cumple con su deber, también inspira confianza, fomenta la participación y construye una sociedad más justa y cohesionada.

El don de gente no es un lujo ni una cualidad opcional. Es una necesidad urgente en un mundo que clama por más humanidad. Y en el servicio público, es la llave maestra para recuperar la fe en nuestras instituciones y el sueño de un Estado verdaderamente al servicio de su pueblo.

//BOTON TEMPORAL FLIPPAY