El otro día, de camino al trabajo, escuchaba un podcast donde se hacía referencia a esos paracaídas que no reciben el reconocimiento que se merecen, sin embargo, están tras bastidores cuidando que cada aterrizaje de nuestra vida sea en perfecto estado.  

Al escuchar esto, inmediatamente reflexione en los míos, mi madre, sin lugar a dudas, se lleva el primer lugar, cada día se preocupa por cosas tan “simples” como prepararme el desayuno hasta verificar que todo marche bien con mi salud y mis emociones, gracias a eso todos los días tengo mi alimentación lista y quien me cuestione por cosas de mi día.

Mis compañeros de trabajo también forman parte de ese equipo que hace que la velocidad del día y las caídas sean más ligeras con su compañía. Quizás no lo valoramos, pero nuestros compañeros de trabajo son quienes más vemos a la semana y con quienes compartimos la mayor parte del tiempo, que sean un lugar seguro hace más llevadera muchas cosas.