MIRANDO POR EL RETROVISOR
El sector salud como un cuerpo
Hace dos semanas tuve que visitar a una persona interna en un centro médico. El percance que tuvo la paciente inició en el fin de semana, cuando regularmente pocos médicos están disponibles para evaluaciones in situ.
Los especialistas indicaron varios análisis y estudios que recibieron sin acudir al centro de salud, y por igual vía prescribieron el tratamiento a seguir.
¿Quiénes se encargaron durante tres días del seguimiento a la paciente y de velar por su bienestar físico y emocional? Las enfermeras, un componente esencial de la asistencia sanitaria que no valoramos en su justa dimensión.
Esas profesionales trabajan con exigentes horarios rotativos de ocho y diez horas, devengando incluso salarios como auxiliares, aunque ya sean profesionales. Lograr que se les cambie el estatus puede durar años, simplemente para evadir el pago de un mejor sueldo.
Para poder subsistir tienen dos y hasta tres empleos, debido a los bajos salarios, a lo que se suma, en el caso de los hospitales, trabajar sin los insumos y equipos de protección personal adecuados. No cuentan tampoco con áreas de descanso apropiadas y el filtro para garantizar la seguridad es deficiente. En muchas ocasiones reciben sin chistar insultos de los propios pacientes y familiares cuando sienten que el servicio no se ofrece con la celeridad que esperan. Olvidan que el personal es escaso en áreas saturadas de pacientes.

Para poder subsistir, las enfermeras tienen varios empleos.
El médico se lleva regularmente todo el crédito por la recuperación de un paciente, pese a que a la enfermería se le define como “el arte del cuidado”. Además de la medicación, sus responsabilidades incluyen en algunos casos la higienización y alimentación del enfermo, principalmente en las unidades de cuidados intensivos, donde suelen hacer de todo.
El trabajo de las enfermeras y de una nueva camada de enfermeros que han abrazado la profesión en los últimos años, implica muchas veces altas dosis de tensión y estrés. La sobrecarga laboral provoca que atiendan a decenas de pacientes en un área, pese a que cualquier mínimo error de cálculo puede marcar la diferencia entre garantizar la vida o que fallezca el paciente. Y ni hablar de las que laboran en el Sistema de Emergencias 9-1-1, donde los horarios son extenuantes.
Lamentablemente, los reclamos de las enfermeras de mejoras salariales y adecuadas condiciones de trabajo no son atendidos con la misma diligencia que cuando se trata de los médicos. ¿La razón? Consideran ese personal menos imprescindible en los centros de salud públicos y privados.
Pero ese vía crucis no se limita a las enfermeras. La semana pasada el sector salud también enfrentó una protesta de empleados administrativos de tres hospitales excluidos del alza salarial anunciada por el gobierno del presidente Luis Abinader.
Según reseñó para Listín Diario la joven periodista Elkys Cruz, durante esa protesta, con pancartas y consignas, esos empleados vociferaban "todos somos el sector salud”. Su meta es alcanzar un sueldo mínimo de RD$20,000, ya que apenas ganan RD$10,000.
En la protesta participaron conserjes, camilleros, personal de lavandería, cocineras, secretarias, archivistas y encargados de la seguridad.
Georgina Durán, una de las participantes en la manifestación, pintó con palabras muy elocuentes la importancia del personal administrativo en un centro de salud: “El médico no trabaja sin camilleros y no entra a un consultorio sucio. Sin facturación los médicos no trabajan, ni funciona el hospital”.
Y Yoasli Pión, una secretaria, remarcó con justa razón: “Si estamos aquí (en la protesta) y el hospital está paralizado, es porque también somos importantes y somos necesarias en el centro de salud”.
En la Santa Biblia, en su primera carta a los corintios, el apóstol Pablo hace una valoración de la importancia de cada órgano del cuerpo humano, cuando expone sobre la variedad de dones espirituales, pero destacando que el Espíritu Santo es el mismo y uno solo.
“Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios”. (1 Corintios 12:11-27).
La semana pasada un colega me comentó las angustias que le provocó por varios días una simple uña enterrada, una parte tan ignorada del cuerpo en la que sólo reparamos cuando nos llegan eventos de ese tipo.
Con el sector salud pasa igual, debería asumirse como todo un cuerpo y tomar en cuenta que cada integrante del personal es vital para garantizar su efectivo funcionamiento.
Los profesionales y técnicos del sector, según se ha anunciado, serán favorecidos con un incremento salarial del 25% de su sueldo, aplicado en tres etapas: un 10 % en enero de 2025, otro 10% en junio de 2025 y el 5% restante en enero de 2026.
Si las autoridades del Servicio Nacional de Salud (SNS) y del Ministerio de Salud Pública aspiran a actuar con justicia, el momento es propicio para reconocer el valor de cada integrante en el engranaje del sector, con mejoras salariales y óptimas condiciones de trabajo, sin discriminación.
Y hacer suya esa consigna que a mí particularmente me encantó: "Todos somos el sector salud”.