Tribuna del Atlántico
Apagones, una mala receta
El país que ha disfrutado, algunos en presencia, y otros por el recuento de las crónicas periodísticas, de las magníficas noticias del turismo, que desde Madrid nos llegan con el entusiasmo exultante de más de 6,500 millones de dólares en nuevas inversiones turísticas, anunciados en Fitur, recibe, casi al mismo tiempo, el golpe en el costado, del retorno infame de los apagones.
Como para que no olvidemos que la vida está llena de avances y retrocesos, se nos presenta de nuevo la receta de apagar circuitos a los sectores donde hay mucha gente que no paga la luz.
El anuncio lo ha hecho el propio Celso Marranzini, empresario convertido en referente de los afanes gubernamentales para tratar de poner orden y concierto en un sector, el eléctrico, en el que el país que sirve de paradigma en el Caribe y casi en América, de estabilidad y crecimiento, parece enredado en una espiral interminable de desaciertos.
A casi 5 años de la actual gestión de gobierno, el resultado es patético, aumento de las pérdidas, de 27.3% en 2019 a 38.2 en 2024, dice el economista Juan Ariel Jiménez citando el, “Informe de Desempeño”, del Ministerio de Energía y Minas.
En fin, que ante el crimen de quienes a estas alturas no pagan un servicio esencial de la vida moderna, tienen que pagarlo, como castigo, como decía don Tomás Aquino Méndez, en su columna de esta semana, todos los que viven en esos sectores, “malos”, donde hay mucha gente que no paga.
Sin olvidar que en la receta de la nueva gestión de don Celso, de cuyas buenas intenciones y deseo de contribuir con el país no tengo dudas, incluye la designación de administradores extranjeros en Edeeste y Edesur, que sin ser chauvinista obliga a preguntar, ¿si en los últimos 30 años, las universidades del país no han podido graduar, media docena de ingenieros eléctricos o administradores, con calidad para emprender esas tareas? Pero esto quizás es una distracción.
El punto central es que en materia eléctrica, retrocedemos, mientras el país avanza en el desarrollo turístico e inmobiliario, en la densidad de las ciudades, en la demanda de servicios, de apagones ocasionales volvemos a apagones constantes.
¿Cómo es posible que entre el tiempo de las chichiguas de don Julio Sauri y el de las culebras de Andrés Cueto, el mismo que dijo que aquí no había apagones, es decir, en medio siglo, la receta sea volver a los apagones financieros, o fiscales, como dice Juan Ariel?
Todo esto para golpear en los huesos a la población que no tiene la culpa de la incapacidad manifiesta de quienes han dirigido el sector durante estos años, y, si usted quiere, también a la incapacidad de todos los gobiernos de conjurar de una vez y por todas la crisis eléctrica.
Ante el anuncio de la “gracia”, para que los 800 mil usuarios que no pagan se formalicen, don Tomás decía: “Todos sabemos, incluido Don Celso, que eso es un sofisma. Que en seis meses no se va a regularizar a nadie”.
Y es que, en una cosa deberíamos estar claros a estas alturas, los apagones son una mala receta que lo único que hace es irritar a la población, a los que pagamos y a los que no, provocan protestas y contrariedades. Nada más.
El Gobierno está obligado, a encontrar, en breve tiempo, una mejor receta para hacer eficiente el sector eléctrico. Si lo hemos logrado en otras áreas, ¿Porqué, ahí no?