Segmentación estadística

Las informaciones estadísticas son como los directorios telefónicos. Sea que estén en forma digital o impresa, no son el tipo de material que alguien normalmente se sienta a leer desde el inicio hasta el final, a menos que intente combatir el insomnio y conciliar el sueño. Se acude a ellas mayormente para conocer detalles acerca de asuntos específicos. Y su utilidad se percibe especialmente cuando se busca urgentemente un dato y se constata que no se tiene.

Los gobiernos recaban numerosas informaciones, derivadas de funciones como la concesión de ayudas, la expedición de matrículas, el otorgamiento de licencias y permisos, y el cobro de tarifas e impuestos. Y a esas informaciones añade otras, resultantes de la realización de encuestas y la elaboración de estudios, algunos de ellos esporádicos y efectuados con un propósito puntual, y otros, como los censos, llevados a cabo de modo recurrente. De todos esos datos se obtiene un perfil global de la situación socioeconómica del país, y de los cambios y tendencias que han venido sucediendo.

Como consecuencia del avance en las comunicaciones, sin embargo, ha surgido una difusión en la recolección y disponibilidad de los datos estadísticos. Empresas privadas poseen ahora los medios y mecanismos técnicos para conocer los pormenores del comportamiento de las personas. A través de las cuentas en las redes sociales, las compras en línea, las entregas a domicilio, los pagos por medios electrónicos, las búsquedas en internet y la participación en eventos virtuales, es posible trazar un perfil bastante preciso de los hábitos, ubicación, nivel de vida, composición familiar y preferencias de las personas. La limitación a ese respecto provenía mayormente de la dispersión de los datos, pero mediante consolidaciones y adquisiciones de empresas se ha avanzado hacia su conexión e integración. Evidentemente, esas informaciones son aprovechables y poseen un valor de mercado, lo que estimula la creación de mecanismos destinados a facilitar su obtención de manera automática y sin que las personas se percaten de ello.

Ese proceso ha motivado vaticinios de una eventual segmentación de las informaciones, en el sentido de que en contextos democráticos en los que prevalece la libre empresa, aunque los datos macroeconómicos continuarán siendo manejados por los gobiernos, los de tipo microeconómico terminarán siendo controlados por corporaciones.