VIVENCIAS
Exministro
El 7 de marzo de 2024, Mariano recibió una carta que lo dejó perplejo. Después de 40 años de fiel servicio a un ministerio, le notificaban que no lo renovarían. La razón: una nueva normativa que limitaba el ejercicio de ciertos ministerios a un rango de edad de 25 a 75 años. Además, se requerían documentos como la certificación del vicario y una carta de renovación del mosén.
Mariano no comprendía cómo, después de tantos años de dedicación, amor a los enfermos y ancianos, y su entrega a la comunidad, alguien decidiera que su tiempo había terminado. La carta, tan formal y distante, parecía no entender lo que él había dado durante todo ese tiempo.
Mientras meditaba sobre la carta, leía La Revolución de las Canas, un libro que le había prestado un buen amigo. En sus páginas, encontró una cita de Mark Twain que lo hizo sonreír: “La vida sería mucho más alegre si pudiéramos nacer con 80 años y acercarnos gradualmente a los 18”.
Pensó también en Nelson Mandela, quien, a los 76 años, asumió la presidencia de Sudáfrica. Entendió, que la edad no debería ser una barrera. Al contrario, la experiencia adquirida con los años solo podía enriquecer el servicio y la labor.
Sonriente, Mariano concluyó que, si bien ya estaba excluido, nada le impediría llevar la comunión a los hogares de aquellos que lo necesitaban. No necesitaba un título ni una carta. A fin de cuentas, la verdadera vocación no depende de normas ni documentos; depende del corazón. Y con esa convicción, salió decidido, como quien sabe que la vida, al final, no tiene límites cuando se sigue una verdadera misión.