UN MOMENTO
A los pies de la Altagracia
Estamos en la novena a la Virgen de la Altagracia. Vayamos siempre a su regazo, llevando todas nuestras inquietudes y preocupaciones. Ella, en su infinita bondad, nos recibe como una madre solícita, siempre dispuesta a escucharnos y comprendernos.
La Virgen de la Altagracia, con su amor maternal, se convierte en refugio y consuelo nuestro. A sus pies depositamos nuestras esperanzas y nuestros miedos, sabiendo que ella intercede por nosotros ante su Hijo, Jesús.
Que nunca dejemos de acudir a ella, pues en su corazón de Madre encontraremos el alivio y la paz que necesitamos. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.