Desde mi pluma
El síndrome del "presidenciable"
Les juro que mi tema menos favorito para abordar en este espacio es la política, Y trato, de verdad, de no tocarlo reincidentemente pero sus actores no cooperan en lo absoluto.
Últimamente, y con muy poca sutileza diría yo, la fila de los interesados en competir por la presidencia de la República en 2028, especialmente del partido de Gobierno, se va haciendo más larga. ¿Cómo lo sabemos? No son casualidad esos titulares sin ningún trasfondo noticioso más que el de alabar al funcionario en aspiración incluyéndose términos como “presidenciable”, “promesa política”, o, “impecable trayectoria”.
No puedo afirmar que esto sea impulsado por ellos mismos con esa intención. Puede que realmente todo esto sea impulsado por sus simpatizantes o por cualquier particular, pero debo referirme porque resulta casi exasperante ver cómo se esfuerzan en hacer notar sus aspiraciones tan temprano, rindiendo honor a la popular expresión de que “la campaña inicia un día después de las elecciones”. Porque justamente allí, en la premura innecesaria es donde, en mi opinión, radica el problema.
Estoy convencida de que si los funcionarios y legisladores pusieran el mismo empeño en sus obligaciones como servidores públicos, el país marchara mucho mejor. Hay tanto de qué ocuparse y en qué poner esfuerzo por el bien de la nación que, embarcarse en postulaciones a destiempo resulta una idea casi egoísta.
Si se concentraran en hacer su trabajo con eficiencia, no necesitarían titulares forzados ni discursos vacíos para ganar el favor del pueblo.
Reitero, ese esfuerzo no debería malgastarse en crear una imagen de "presidenciable", sino en cumplir con las obligaciones para las que fue electo o designado. Por eso, sería más sensato que los funcionarios se dediquen a concluir sus periodos con excelencia, demostrando con su gestión que son merecedores de confianza y apoyo para futuros retos.