PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA
La cuarta prioridad: cuidar la Casa Común
Se trata de “colaborar en el cuidado de la Casa Común”. El uso irresponsable y el abuso de los bienes que Dios ha puesto en la tierra, la oprime y devasta. Los que más sufren son “los más vulnerables, como son los pueblos originarios, los campesinos obligados a emigrar y los habitantes de las periferias urbanas.”
El sistema económico imperante destruye el medio ambiente, “afecta no sólo a los actuales habitantes de la tierra – en particular a los más jóvenes y condiciona y arriesga la vida de las generaciones futuras”.
¿Qué tarea propone el Padre General? Construir “modelos alternativos de vida basados en el respeto a la creación”; trabajar por “un desarrollo sostenible capaz de producir bienes que, justamente distribuidos, aseguren una vida digna a todos los seres humanos en nuestro planeta”.
Crear consciencia: conservar “en el tiempo de las condiciones de vida del planeta es una responsabilidad humana cargada de sentido ético y espiritual.”
Estamos convocados a “investigar y analizar en profundidad, apoyando una reflexión y un discernimiento que lleven a tomar las decisiones acertadas capaces de sanar las heridas ya infringidas al equilibrio ecológico,” particularmente en zonas estratégicas “como son el Amazonas, las cuencas del Congo, la India e Indonesia, así como grandes extensiones marinas.” Nuestra respuesta requiere “decisiones audaces que eviten nuevos daños e inicien el cambio de modelo de vida necesario para aprovechar los bienes de la creación en beneficio de todos.”
¿Existe una actitud básica que asegure el cuidado de los demás y del medio ambiente? El Padre General Arturo Sosa, la identifica así: “auto trascenderse, rompiendo la conciencia aislada y la auto referencialidad”. Eso nos permitirá sopesar moralmente “el impacto que provoca cada acción y cada decisión personal fuera de uno mismo” y más adelante:” salir de uno mismo y cuidar con cariño de todo aquello que es bueno para los demás.” En el Gozo del Evangelio: Iglesia en salida; en Laudato Si, “salir de uno mismo”.
Los cristianos necesitamos “una conversión ecológica” que deje “brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea.” Hoy en día ser virtuosos implica “vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios”.
Para construir un “modelo de vida humana reconciliada con la creación” hemos de derrotar el “individualismo y el inmovilismo”.