Basta de descuidos: Protejamos a nuestra niñez y adolescencia
En esta época del año, cuando las celebraciones y actividades sociales se intensifican, es crucial reflexionar sobre los descuidos y negligencias que ponen en riesgo a los niños, niñas y adolescentes (NNA) de nuestro país. Tristemente, los titulares recientes han expuesto casos lamentables, como intoxicaciones de menores por el consumo de bebidas alcohólicas, accidentes vinculados al uso de fuegos artificiales y otras situaciones que reflejan la falta de supervisión de quienes están llamados a protegerlos.
La Ley 136-03, que establece el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes, es clara en su mandato de proteger a esta población vulnerable. Sin embargo, su cumplimiento sigue siendo un desafío.
Algunos de los artículos más relevantes incluyen:
• Artículo 23: Prohíbe la entrada de menores de edad a establecimientos donde se venda o consuma alcohol.
• Artículo 398: Establece sanciones por la falta de supervisión de adultos responsables.
• Artículo 413: Prohíbe la venta de fuegos artificiales a menores de edad.
Estos artículos no solo buscan prevenir tragedias, sino también garantizar un entorno seguro para que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan crecer y desarrollarse plenamente.
La responsabilidad recae en todos: padres, madres, cuidadores, comerciantes y la sociedad en general. No basta con señalar culpables después de los hechos; debemos actuar con conciencia y anticiparnos a las situaciones que podrían poner en riesgo la integridad de nuestros niños, niñas y adolescentes.
Es momento de asumir nuestra responsabilidad colectiva.
• A los padres y cuidadores: Supervisen de cerca las actividades de sus hijos, especialmente en este periodo de fiestas. Un momento de descuido puede resultar en una tragedia irreparable.
• A los comerciantes y organizadores de eventos: Cumplan con la ley. No vendan bebidas alcohólicas ni fuegos artificiales a menores de edad. El lucro jamás puede estar por encima de la seguridad de nuestra niñez.
• A las autoridades: Refuercen la vigilancia y aseguren el cumplimiento de las normativas, aplicando las sanciones correspondientes a quienes las incumplan.
Cada vida cuenta, cada niño y niña importa. No permitamos que la indiferencia o la negligencia empañen su futuro. Recordemos que protegerlos no es solo un deber legal, sino también un imperativo moral.
Hagamos de esta temporada una oportunidad para demostrar que somos una sociedad comprometida con su bienestar. Protegerlos es proteger el futuro de nuestra nación.