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TESTIGO DEL TIEMPO

Triunfo de la democracia

La sentencia del Tribunal Constitucional que autoriza la presentación de candidaturas independientes, además de ser estrictamente legal, es un verdadero triunfo, en favor de la democracia dominicana. Para continuar en ese camino, ahora falta que se presenten instancias contra el sistema de financiamientos de partidos.

Es un contra sentido gastar menos en educación, que en un grupo de parásitos enquistados en partidos políticos. Todos, lo garantiza la Constitución, tenemos derecho a elegir y ser elegidos, ningún tipo de componendas político-partidarias debe prevenir que los dominicanos participen en el proceso político.

Mientras los minusválidos se arrastran por las calles, y los ciegos andan dando tumbos, gastamos una fortuna financiando lujosos estilos de vida de nuestros “líderes”, parásitos políticos. Debemos eliminar el sistema de financiamiento de los partidos y crear un sistema de contrapartidas para los candidatos.

Aquí en los Estados Unidos, por ejemplo, no se financian los partidos ni los jefes partidarios, se financian las candidaturas, pero el candidato debe buscar sus fondos. Quien quiera aspirar a una posición debe agenciarse donaciones a su causa y el sistema político le financia su campaña, pero ellos deben tener fondos de contrapartida.

También necesitamos poner límites a los gastos de campaña. Nadie debe gastar en campaña una suma de dinero que sobrepase lo que devengará en sueldo el ganador. Si un diputado, por ejemplo, gana $100 mil mensuales, durante cuatro años, serían $4.8 millones, no debe gastar más de esa cantidad en su campaña para ganar.

El sistema estadounidense tiene varios niveles de contrapartidas, en algunas candidaturas el gobierno aporta tres, cuatro, creo que hasta ocho veces lo que recaude un candidato determinado. En todo caso, si el candidato no logra convencer a los electores de que le donen dinero a su causa, no consigue ni un centavo del gobierno.

Los partidos funcionan como retrancas, no como facilitadores, no merecen ni medio centavo del contribuyente, porque al final los jefes partidarios gastan esa plata a su antojo. El Tribunal Constitucional apoyó la democracia, contra la “partidocracia”.

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