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Un nuevo tratado de Libre Comercio

En el día de hoy se compartió información sobre la protección efectiva a la producción de arroz, estableciendo un impuesto a la importación en la república dominicana.

Esto protegería sobre todo a aquellos agricultores que tienen pequeños terrenos sembrados del cereal.

Pero si se establece el arancel cero, saldría mucho más barato importar el arroz que producirlo localmente y esto echaría por tierra la sobrevivencia del productor nacional.

Todo esto viene como consecuencia del Tratado de Libre Comercio que había firmado el país y que supone que a partir de enero de 2025, se tendría arancel cero en una serie de productos que se fabrican o producen localmente.

Vale la pena recordar que en el momento en que se firmó el Tratado de Libre Comercio, la República Dominicana todavía no tenía los niveles adecuados de competitividad, para posicionarse en los mercados internacionales.

El tratado de libre comercio se fundamento en la teoría de la ventaja comparativa. Aquellos países donde se lograba una mejor competitividad en un producto, intercambiarían bienes con los demás países del acuerdo, libres de aranceles.

En teoría, todos salían ganando con este tipo de acuerdo de libre comercio, pero en la práctica, la productividad y competitividad real de un país frente a otro no es la misma.

Incluso en países desarrollados se llegaron a establecer mecanismos de protección efectiva para la producción nacional agrícola, los Estados Unidos, por ejemplo tomó medidas para proteger la producción nacional agrícola.

La decisión del presidente Luis Abinader de mantener el arancel es correcta, pero también resalta que el país no estaba preparado para ser competitivo al firmar el tratado de libre comercio.

En ese momento se hablaba de la necesidad de reconversión de la industria nacional, actualizando tecnología y capacidad instalada para lograr una ventaja competitiva o establecer una economía de escala en los procesos productivos. Esto permitiría que el costo unitario de producción de productos fabricados localmente fuese el más bajo posible, manteniendo la calidad, facilitando la penetración en los mercados internacionales y fomentando un mercado exportador.

Pero la verdad es que no resultó así. El tiempo pasó y se produjo un fracaso en el modelo neoliberal apoyado en los tratados de libre comercio. El modelo implementado en el país con la firma de estos tratados, implicaba una economía de servicios, en competencia con las políticas públicas para los productores nacionales, lo que comenzó a degradar los incentivos que se tenían.

Recientemente, con la retirada de la reforma fiscal, se hablaba de eliminar el gasto tributario, que incluye eliminar cualquier incentivo fiscal. Incentivos fiscales como exoneraciones de impuestos a la importación de maquinarias, equipos, materia prima, o facilidades como préstamos preferenciales. Estos incentivos ayudan a la producción local, pero su eliminación también afecta a los funcionarios y legisladores que los reciben.

Al retirarse el tema de la reforma, quedó sobre la mesa el mismo escenario que se tenía y entonces en ese mismo escenario, llega el cumplimiento de lo que es aranceles cero para una serie de bienes y servicios producidos en República Dominicana, que incluye una serie de bienes agrícolas.

No es la primera vez que en nuestro país se habla de la importación de bienes agrícolas y cómo esto le ha hecho daño al productor nacional.

También de cómo se crea en el país un desabastecimiento de algunos bienes agrícolas, como consecuencia de que se prefiere la exportación de esos productos a la venta local, creando con esto inflación.

Pero este escenario, no sabemos hasta qué punto la República Dominicana podría renegociar todo esto, incluso hasta zafarse de estos tratados

Me parece que hay que pensar seriamente en el productor nacional en términos generales y considerar muy bien cualquier medida que se pueda tomar.

Esta medida anunciada, le da fuerza a la idea de haber retirado la reforma fiscal, que implicaba la eliminación de esa parte del gasto tributario, que al parecer es necesario mantener para que las empresas que producen en el país, no tengan un costo adicional en sus procesos productivos y eso deteriore sus niveles de competitividad.

Definitivamente, todavía estamos con un reto muy importante y ese reto podría incluso impactar esta producción agrícola y afectar la meta de Hambre Cero para el 2028.

Por otro lado es importante tomar en cuenta el impacto que tendrá la Inteligencia Artificial en los procesos productivos y la productividad real.

Esto significa que no solamente estamos hablando de la robótica y de la inteligencia artificial en las cadenas de montaje, en los procesos productivos o en los trabajos de oficina, sino hasta en los procesos agrícolas.

Por todo esto planteamos dos aspectos que creemos fundamentales en este contexto: a) La nueva reconversión de la industria impulsada por la disrupción de IA, incluyendo la agroindustria y la agricultura y b) la necesidad de nuevos tratados de libre comercio, liderados por la OMC.

Parece comprensible acordar, que el escenario en el que se fundamento la competitividad y la ventaja comparativa para la firma de los tratados, fue muy distinto al escenario que plantea el mundo de hoy, y que aun no se conoce cuál será el nuevo paradigma de productividad con el que se deberá ser competitivo.

A partir de este conocimiento, se podrán establecer,acuerdos de libre comercio realmente beneficiosos para los países tratantes. Mientras tanto proponemos, que la misma OMC lidere un proceso de renegociaciones, mientras los nuevos paradigmas de la productividad permiten establecer criterios y tratados de libre comercio convenientes para todas las partes firmantes.

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