Hace falta un sistema epidemiológico avanzado en movilidad
La historia universal de la carretera está matizada por tragedias y progreso. Hacemos de todo por alcanzar lo segundo y nada por erradicar lo primero. Desconocemos que lo primero frena lo segundo. Ahí esta el dilema.
La guerra, el comercio, el intercambio cultural y los camposantos dieron origen a la más antigua carretera que registra la humanidad. Hasta hoy día éste bien público continúa siendo historia de violencia.
Sin embargo, las investigaciones sustentadas en estadísticas plantean que para erradicar este tipo de violencia y sus consecuencias en las vías de tránsito es mejorar la seguridad en la circulación. Para ello hay que invertir tomando en consideración al usuario como centro de las políticas.
En el Plan de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030, con cuatro años en vigencia promueve que “la rendición de cuentas garantiza que los compromisos se conviertan en implementaciones y que las soluciones de seguridad vial se basen en evidencias, sean pertinentes a las realidades de las personas y estén financiadas” (Alianza Global de ONGs). En República Dominicana no vemos garantía de una rendición de cuentas favorable frente a una tasa exorbitante de mortalidad.
El sistema vial dominicano carece de datos fiables, en especial en lo concerniente a la seguridad de los usuarios. A cuya falencia se le suma la falta de seguridad en tecnología y en los equipos que reguardan los registros.
En artículos anteriores expresamos que las estadísticas en vialidad son herramientas claves para el desarrollo. Sin la transparencia demandada sería imposible avanzar en los objetivos globales hacia el 2030. Sobre todo en diciembre cuando el panorama nacional es un verdadero drama. Agrego.
Tenemos un sistema epidemiológico con debilidades visibles, ya que los históricos recopilados no se realizan con rigor científico; mucho menos la evaluación de los mismos, su análisis e interpretación. Tenemos innumerables voces en el tema manipulando sub-registros e indicadores de siniestralidad inconsistentes. Situación que hace difícil la credibilidad de los datos.
Los medios de comunicación tienen mucho que ver en este último aspecto. Así lo sentimos en las publicaciones de las declaraciones recientes del Director del Hospital Traumatológico Dr. Ney Árias Lora cuando se refiere a la cantidad de víctimas in situ y después del siniestro.
En el 2014 la experiencia que tuvimos fue que a la OMS Salud Pública entregó datos del 2012, porque los del año anterior desaparecieron. Las cifras de accidentes, muertos y heridos de tránsito perdidas. Hecho que calificamos de insólito.
Razones que hacen que las decisiones sean erráticas y desacertadas, sin ningún resultado provechoso. A esta altura del siglo XXI aún no sabemos lo elemental de cuántos heridos graves se generan anualmente en la República Dominicana y sus costos reales. Muestra de que avanzamos poco.
Repetimos con frecuencia los mismos errores en las actuaciones y las mismas noticias porque no implementamos acciones nuevas o por el contrario no son duraderas. Imposibles de evaluar las medidas y contramedidas puestas en marcha, desprovistas de transparencia y ningún análisis económico. Ausencia de planificación.
Hoy día el uso de las tecnologías es una necesidad inminente, pero por la privación de inversiones y solidez en los procesos las evidencias se sirven insuficientemente sustentables para investigaciones serias.
Los organismos coexistentes recopilan informaciones limitadas; son cerrados y celosos para que dichas referencias sean accesibles a los estudiosos del tema.
Este fenómeno es recurrente en los decisores de políticas públicas que se apropian de las bitácoras como propiedad personal, al parecer con pretensiones aviesas. Sin embargo, la tendencia global es de que los datos sean abiertos por las contribuciones de todo tipo, incluso económicas, y por los diversos niveles de compromiso y participación de la sociedad y de los actores especializados.
Venimos insistiendo de que se debe desarrollar metodologías homologadas internacionalmente para el acopio y procesamiento de las informaciones, porque son piezas imprescindibles para una eficaz planificación y estrategia real. Fundamental por demás para la gobernanza y socialización con las comunidades.
Levantar con eficacia las datas con un fin progresista nos diferenciará de otros países a los cuales acostumbramos a imitar sin darnos cuenta que somos portadores de una realidad con características propias.
En el 2005 creamos el primer Observatorio de Datos sobre Seguridad Vial procesando registros crudos; hasta la puesta en vigencia de la Ley 67-17 tuvimos anualmente publicando los Indicadores de Siniestralidad Vial.
Sin duda, a partir del 2010 hicimos que la mirada internacional se orientara hacia la República Dominicana, porque dábamos a conocer verdades ocultas entorno a las estadísticas de los accidentes en las vías a través de publicaciones, Congresos y Encuentros en diferentes países invitado por organismos supranacionales. Ojalá! lo que cuento sirva de experiencia.