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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Anunciar a Jesús en un mundo adulto

Actualmente la primera prioridad de los jesuitas es: “mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento.”

Sabemos que hoy en día muchas sociedades prescinden de Dios. Ante este dato, algunos experimentan la tentación de regresar a expresiones religiosas propias de aquella época en la cual la Iglesia y lo religioso ocupaban un lugar primordial. Esperan asegurarse la adhesión de los ciudadanos con expresiones incomprensibles hoy en día.

Junto con otros cristianos, los jesuitas vemos en esta sociedad secular, “un signo de los tiempos” una oportunidad para estar presente en la historia humana de una nueva manera.

Hasta el Concilio Vaticano II era común en la Iglesia católica el defender que era deber de los católicos constituir un estado confesional, donde el catolicismo fuese la única religión tolerada, contase con apoyo de los gobiernos y gozase de exquisitos privilegios, particularmente en la educación.

Desde la Revolución Francesa, muchas naciones garantizan a sus ciudadanos la libertad de conciencia en materia religiosa y política. Estas sociedades son seculares, es decir, se interesan por la calidad de vida en este mundo y rehúsan opinar sobre el otro.

Así miran los jesuitas este tipo de comunidad humana adulta centrada en este mundo: “en la sociedad secular madura se abren espacios a las complejas dimensiones de la libertad humana entre las que destaca la libertad religiosa. En la sociedad secular madura se dan las condiciones para el surgimiento de ambientes propicios a procesos religiosos personales, independientes de la presión social o étnica, en los que es posible preguntarse a fondo y elegir libremente el seguimiento de Jesús, la pertenencia a la comunidad eclesial y un estilo de vida cristiana en los ámbitos social, económico, cultural y político.”

En este ambiente de libertad, los jesuitas junto a otros ignacianos podemos hacer un aporte valioso, pues los Ejercicios fomentan “el encuentro personal y comunitario con Cristo” y promueven la transformación de la persona a partir de los valores y preferencias del Evangelio. Los Ejercicios nos invitan a discernir cómo vivir y anunciar el evangelio hoy. Este puede ser el gran aporte de los jesuitas: compartir lo que hemos experimentado a través de los Ejercicios Espirituales “el buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de nuestras vidas sin determinarnos por afección alguna que desordenada sea”.