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30 años de Cumbres de las Américas y el rol actual de República Dominicana

“El 9 de diciembre, estuve en Miami para aperturar la Cumbre de las Américas, primera reunión de todos los líderes del hemisferio desde 1967. Los 33 gobernantes democráticamente electos de Canadá, América Central, del Sur y el Caribe estuvieron ahí. Nos fuimos sintiendo que íbamos juntos hacia el futuro, un futuro en que tal como describió el gran poeta chileno, no hay luchas ni esperanzas solitarias.”

En este fragmento de su autobiografía “Mi Vida”, el ex presidente estadounidense Bill Clintno describe la primera Cumbre de las Américas celebrada en 1994 y cuyo 30 aniversario fue observado esta semana en nuestro país, con participación del convocante inicial. Desde entonces, se han celebrado nueve cumbres y la décima tendrá como sede a República Dominicana, un reconocimiento a los grandes avances exhibidos por nuestro país.

La administración que encabeza el presidente Luis Abinader brilla como un faro de luz optimista en momentos en que buena parte de los consensos de la década de los 90 son duramente cuestionados. Aquí, hemos logrado una democracia perfectible, elecciones creíbles, cultura de diálogo y estabilidad constructiva que no citamos en busca de auto aplaudirnos, sino más bien para mayor consciencia sobre lo lejos que hemos llegado. Con mucho dolor en el trayecto, hemos superado dictaduras, golpes, guerras civiles y estallidos, aprendiendo lecciones que modestamente hoy estamos en posición de compartir responsablemente.

Por eso, no es coincidencia que a tres décadas de que naciera este espacio, nuestra tierra vuelva a ser el punto de encuentro hemisférico que fuimos en 1492. Esta vez, más que por razones geográficas, por motivos del excepcional fortalecimiento institucional que nos hace destacar.

Desde luego, es preciso recordar tal como citamos previamente, que nos encontramos en un momento muy distinto a las experiencias anteriores. Cuando en 1967 se dieron cita en Punta del Este, Uruguay, la mayoría de gobernantes de la región para la Cumbre convocada por el presidente Lyndon B. Johnson de Estados Unidos, a pesar de los conflictos civiles internos, había cierta alineación en el marco de la Alianza para el Progreso. En 1994, existía un consenso republicano como nunca antes en la historia regional como bono obtenido por la ola democratizadora, precisamente iniciada en nuestro país para este lado del atlántico.

En 2025 existe polarización, escepticismo hacia el multilateralismo, desestabilización, acelerados cambios económicos y dificultades para el ejercicio efectivo del poder. Por ello, este gran reconocimiento como sede es a la vez tamaña responsabilidad que se ha asumido con la determinación que amerita la ocasión. Tal como dijo el Canciller Roberto Álvarez durante la 54ta Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA):

“Estamos firmemente comprometidos con el multilateralismo y convencidos de que sólo a través de mayores y mejores esfuerzos de integración podremos resolver los problemas perennes que nos aquejan. Aspiramos a que la X Cumbre sea inclusiva y horizontal, en consulta con los Estados, organismos, sociedad civil y otros actores sociales”.