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Aproximadamente 4,000 amputaciones de extremidades han tenido que ser realizadas en los niños y jóvenes en Gaza, víctimas sobrevivientes del genocidio que lleva a cabo el Estado de Israel contra los palestinos. La cifra poco a poco se acerca a 50,000 muertes, de aquellos cuerpos encontrados, mientras que se desconoce aquellos que han quedado entre los escombros.

Esta masacre de poblaciones civiles y destrucción de un país, nada tiene que ver con terroristas ni es “por la paz”. Es parte de un macabro ejercicio de expulsión y exterminación de todo un pueblo, con el objetivo de apropiarse de sus tierras.

El gobierno dominicano continúa apoyando al Estado genocida, llegando incluso a proyectar sobre sus paredes la bandera del Estado perpetrador. Un olor a fascismo parece desprenderse de la actual cancillería, ministerio que en el pasado tuvo la dignidad de un Jottin Cury y de un Hugo Tolentino.

Esa es una muestra de cómo el deterioro de la vida pública en República Dominicana continúa su profundización. Las ideas de extrema derecha siguen su ascenso entre las clases dirigentes del país.

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