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Desde mi pluma

No lancen piedras al espejo

¿Qué tan difícil es para un funcionario quitarse el traje de político y ponerse el de servidor público?

Parece que es una tarea titánica.

Sin ánimos de poner nombres o apellidos a este comentario, quiero referirme en este espacio a una conducta lastimosamente repetida por parte de diversos representantes del tren gubernamental y a veces, del mismo presidente.

Hemos observado que cuando se le cuestiona a un funcionario sobre una determinada situación no puede evitar responder con expresiones cómo “antes era mucho peor” o “los del gobierno anterior tampoco resolvieron”.

No está mal defender una gestión si así se siente pertinente, sin embargo, es sumamente innecesario hacer alusión al pasado en cada ocasión como si se estuviese en campaña y existiera la urgencia de echar tierra al “bando contrario” para verse menos mal o para que las metidas de pata no parezcan tan graves.

Repito, esto no es nuevo. Pero no por ello debemos entenderlo como correcto. El escenario para hacer ese tipo de comentarios está muy claro y no es otro que el de los comicios electorales.

Al pueblo que votó por ellos y los puso en esa posición no les interesa que se le recuerde todo lo aborrecedor de anteriores mandatos.

Más bien necesita que le demuestren por qué decidieron salir de ahí y depositar su fe en otra opción.

En un país como República Dominicana, donde hay tantos problemas que resolver, los funcionarios, de hoy de ayer, deben entender que su trabajo no es solo limpiar su reputación política, sino buscar soluciones reales para la gente.

Cada vez que pierden tiempo comparando gestiones o justificándose, dejan de enfocarse en hacer lo que de verdad importa: trabajar, dar resultados y demostrar con hechos por qué merecen la confianza que los ciudadanos le dieron.