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El acceso universal a medicamentos

El acceso a medicamentos esenciales es una necesidad básica inherente al derecho a la salud, consagrado en numerosos tratados y pactos internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC). Este derecho también se ha integrado en las constituciones de la mayoría de las democracias, reflejando su relevancia como parte integral de la justicia social.

Sin embargo, pese a estos compromisos, millones de personas alrededor del mundo enfrentan barreras significativas para acceder a medicamentos, principalmente debido a los elevados costos y la falta de regulación en el mercado farmacéutico.

La combinación de políticas nacionales e internacionales pueden abordar las causas subyacentes de los altos precios de los medicamentos y garantizar su accesibilidad universal.

De igual manera, se pueden desarrollar propuestas que busquen reducir los costos sin comprometer la innovación y la sostenibilidad de la industria farmacéutica. La industria farmacéutica justifica el alto precio de los medicamentos en función de los costos asociados a la investigación y desarrollo (I+D) y protección de patentes.

Aunque estas actividades son esenciales para la innovación médica, en muchos casos los precios de los

medicamentos resultan desproporcionados, respecto a los costos reales de producción y distribución.

Este desequilibrio tiene consecuencias devastadoras, especialmente en países en desarrollo, donde los sistemas de salud enfrentan recursos limitados. En República Dominicana, por

ejemplo, el gasto de bolsillo representa un 45% del gasto total en salud, de los cuales el 30% corresponde a medicamentos. Esto obliga a los pacientes más vulnerables a tomar decisiones difíciles entre adquirir sus medicinas o satisfacer otras necesidades básicas, como alimentos, vivienda y educación.

Los medicamentos genéricos, que contienen los mismos principios activos que los productos de marca, son una solución efectiva para reducir costos. Se requiere una estrategia gubernamental para incentivar la producción local de genéricos, ofreciendo subsidios, reducción de impuestos y capacitación técnica a los fabricantes. Además, debe fortalecerse la infraestructura regulatoria para asegurar que los genéricos cumplan con los estándares internacionales de calidad y seguridad.

Un mercado competitivo de genéricos puede reducir los precios significativamente, ampliando el acceso a medicamentos esenciales.

Las patentes, aunque fundamentales para proteger la innovación, pueden extenderse por períodos prolongados que limitan la producción de alternativas genéricas. Se necesitan reformas a nivel internacional para limitar la duración de las patentes en medicamentos esenciales y evitar las prácticas de “evergreening” (extensiones injustificadas de patentes).

Esto debe complementarse con mecanismos que permitan a los gobiernos emitir licencias obligatorias en situaciones de emergencia. Una regulación más equilibrada de las patentes permitiría una entrada más temprana de medicamentos genéricos al mercado, disminuyendo los costos para los pacientes.

Un marco regulatorio sólido es esencial para prevenir abusos de precios y garantizar la transparencia en la cadena de suministro. Los gobiernos deben establecer organismos independientes con autoridad para supervisar los precios de los medicamentos, detectar prácticas monopólicas y sancionar irregularidades. La colaboración internacional también puede ayudar a desarrollar bases de datos que comparen precios de medicamentos entre países. Una mayor regulación genera precios más justos y evita prácticas desleales por parte de las empresas farmacéuticas.

La negociación conjunta entre países puede generar economías de escala y fortalecer el poder de compra. Los gobiernos de regiones como América Latina deben formar consorcios para negociar colectivamente la adquisición de medicamentos, obteniendo precios más competitivos. Esto ya ha demostrado ser exitoso en programas como el Fondo Estratégico de la OPS. Los precios unitarios se reducen drásticamente, lo que beneficia tanto a los sistemas de salud como a los pacientes individuales.

La inclusión de más medicamentos esenciales en los catálogos de servicios de salud, puede aliviar el gasto de bolsillo de los pacientes. Los gobiernos deben aumentar el presupuesto destinado a la compra de medicamentos y garantizar que estén disponibles sin costo o con precios subsidiados en los sistemas de salud pública. También es crucial educar a la población sobre sus derechos de acceso a estos servicios. Reducción del gasto de bolsillo y mayor equidad en el acceso a la atención médica.

Exigir a las empresas farmacéuticas que divulguen los costos reales de I+D permitiría una discusión más informada sobre los precios. Los gobiernos y organizaciones internacionales deben establecer estándares de transparencia obligatorios. Además, fomentar la colaboración

entre instituciones públicas y privadas para reducir los costos de I+D, lo que pudiera traducirse en innovaciones más asequibles. Una mayor transparencia expone márgenes de ganancia excesivos y crea presión para establecer precios más razonables.

Garantizar el acceso universal a medicamentos a precios justos es una meta alcanzable mediante una combinación de estrategias innovadoras y regulaciones efectivas. La producción de genéricos, la reforma de políticas de patentes, la regulación de precios, las compras consolidadas, la ampliación de la cobertura de salud y la transparencia en I+D son medidas concretas que pueden transformar el sistema actual.

El éxito dependerá de la voluntad política, la colaboración internacional y la responsabilidad compartida entre los gobiernos, las farmacéuticas y las organizaciones sociales. Solo así será posible cumplir con el principio fundamental de que el acceso a la salud y los medicamentos no sea un privilegio, sino un derecho humano universal.