OBSERVATORIO GLOBAL
Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana: 60 años después
Hace 60 años se publicó uno de los libros más influyentes sobre el acontecer político nacional, convirtiéndose en el primer best seller (mejor vendido) de la época moderna en la República Dominicana.
Se trata de Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana, escrito, desde su exilio en Puerto Rico, en el 1964, por el profesor Juan Bosch.
Desde su introducción, el autor aclara que no se trata de un libro de memorias; y que, por consiguiente, el lector no encontrará en él un relato de los acontecimientos que dieron lugar al golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963.
Para Bosch, el objetivo de publicar su libro, era el de poner de relieve lo que él consideraba como debilidades intrínsecas de la sociedad dominicana, las cuales habían sido creadas por fuerzas históricas contrarias a la libertad, el progreso y bienestar del pueblo dominicano.
Como consecuencia de esas debilidades, la democracia dominicana, nacida con el voto del pueblo en las urnas, en diciembre de 1962, resultó también intrínsicamente frágil y no podía, conforme a sus palabras, “hacer frente a sus enemigos tradicionales”.
Para Bosch, en la República Dominicana de principios de la década de los 60, los sectores sociales de la alta y mediana clase media resultaban ser los más influyentes, ya que eran los que habían luchado, en el territorio nacional, contra la dictadura de Trujillo.
Sin embargo, al lanzar la consigna del antitrujillismo, ya desaparecido el tirano, a lo que aspiraban, realmente, no era conducir al pueblo por senderos de progreso y prosperidad, sino alzarse con el poder político con el objetivo de disponer de poder económico.
El PRD en acción
Para el profesor Bosch, lo que dio sentido político a la desaparición de la dictadura trujillista, fue la llegada al país en julio de 1961 de una delegación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), integrada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo.
Para esa época reinaba un miedo generalizado. Los antitrujillistas temían ser atacados por los remanentes de la tiranía que buscaban una venganza por la muerte del “Jefe”.
Por su lado, los trujillistas también vivían en sobresalto ante el hecho de que el pueblo podría eventualmente levantarse en forma airada contra aquellos que lo habían oprimido durante la dictadura.
Fue el hecho histórico de la llegada de la delegación perredeísta lo que rompió con el hechizo del miedo en la República Dominicana y le dio un nuevo sentido a la lucha política que iniciaba un nuevo capítulo con la desaparición de la cruel y sanguinaria tiranía de Trujillo.
En lugar de seguir enfrentando lo que él denominó “el fantasma del trujillismo”, Bosch orientó a su partido hacia la búsqueda de una revolución democrática que diera satisfacción a las graves necesidades económicas y sociales de la población.
La lucha de naturaleza política de levantar la bandera del antitrujillismo, fue sustituida, en el lenguaje de Juan Bosch, por la de una lucha de los tutumpotes contra los hijos de machepa.
Eso, por supuesto, provocó que los líderes de la Unión Cívica Nacional, presididos por el luchador antitrujillista y candidato presidencial en 1962, Dr. Viriato A. Fiallo, acusaran al líder perredeísta de trujillista.
Causas del golpe
Los planes de combate contra los remanentes de la tiranía suscitaban emoción, pero en los planes de Bosch, lo esencial era aprovechar el momento histórico de la caída de la dictadura para dirigir al pueblo hacia una revolución democrática y social.
Eso último ocasionó que en el transcurso del proceso electoral de 1962, fuera acusado de comunista, por parte del sacerdote jesuita, Láutico García. En debate televisado, en vísperas del certamen electoral, el miembro de la iglesia católica se retractó, lo que concitó el apoyo final requerido por Bosch para ganar, de forma contundente, las primeras elecciones democráticas en la República Dominicana, luego de más de tres décadas.
Pero el estigma quedó; y de lo que se acusaba al gobierno presidido por el profesor Bosch, era de que no actuaba con suficiente energía frente a los comunistas. Eran los tiempos de Guerra Fría, en que la influencia de la Revolución Cubana, esparcida por toda América Latina, se hacía sentir.
No era el caso, sin embargo, de República Dominicana. Al igual que la Venezuela de Rómulo Betancourt, había escogido la vía democrática; y su compromiso estaba en hacer realidad el sueño de una revolución social, como lo había alcanzado la Revolución Mexicana de 1910.
A las acusaciones de comunista se añadieron los conflictos con miembros corrompidos de las Fuerzas Armadas, a quienes el Presidente de la República les impedía continuar haciendo negocios para lucro personal.
De igual manera, la oposición de Bosch para que el territorio dominicano fuera utilizado por grupos guerrilleros haitianos opuestos a la dictadura de Duvalier, sin su aprobación.
Las relaciones con Estados Unidos fueron ambiguas. Parecía que el gobierno del presidente John F. Kennedy deseaba apoyar el proyecto democrático encarnado por Bosch.
Pero, no entregaba los recursos retenidos al gobierno de Trujillo, provenientes de la cuota azucarera, la Alianza para el Progreso no daba señales de vida, al tiempo que congresistas y periodistas norteamericanos procuraban descalificar al presidente dominicano con el anatema del comunismo.
Para algunos, el libro, Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana, tenía como objetivo crear las condiciones para la insurrección popular que se produjo en abril de 1965, cuya meta era el retorno de Juan Bosch al poder y el restablecimiento de la Constitución proclamada en 1963.
Para otros, constituye, sobre todo, un clásico de la literatura dominicana, en el género de ensayo; y una obra maestra del pensamiento político latinoamericano.
60 años después de su publicación, Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana sigue vigente, ya que se trata de una guía para comprender la naturaleza conflictiva de los procesos de construcción de una sociedad democrática.