Desde mi pluma

Cultura del golpe

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer marcó el inicio de esta semana y debo decir que la fecha nos sorprende con un panorama sumamente desfavorecedor al respecto. Más de 40 mujeres dominicanas han perdido la vida en manos de sus parejas en lo que va de año y todos los días somos testigos de cientos de denuncias y agresiones.

La violencia, sin importar géneros, ha permeado todos los espacios de la sociedad de una manera escalada y horriblemente normalizada. Hemos perdido la capacidad de asombro por cada víctima y no hay nada más peligroso que eso.

Con los prejuicios que nos han acompañado producto de la decadente educación, del machismo y del tercermundismo, sin darnos cuenta muchos justifican las conductas de maltrato y amedrentación, condenan a los perjudicados y las obligan a permanecer aún más en ese círculo vicioso.

Las vidas que se han perdido no pueden reducirse a simples estadísticas. Lo correcto sería que los esfuerzos del Estado, en especial de las dependencias pertinentes, se enfoquen en concientizar a los ciudadanos, trabajar de la mano con las familias, proporcionar los mecanismos de justicia y salud mental necesarios para contrarrestar esta infortuna ola.

Tenemos que demandar una educación que fomente valores de respeto e igualdad desde la infancia, una educación que elimine los estereotipos de género y que enseñe a resolver conflictos de manera pacífica, porque sin esa base, cualquier intento de cambio será insuficiente,y la violencia seguirá replicándose de generación en generación.

Hagámoslo no solo por los que ya no están en este plano terrenal sino también por aquellos que sufren en silencio por temor a denunciar o pedir auxilio, por aquellos a los que les avergüenza o atemoriza alzar la voz y aquellos que ya no vislumbran una salida a su situación.